domingo, 10 de mayo de 2009

¿Vidas privadas?

Fue en todo sentido un encantador servicio religioso, aunque la novia y el novio vistieran trajes de baño. Cuando Sergey Brin, el multimillonario de 33 años cofundador de Google se casó hace poco con Anne Wojcickiambos intercambiaron sus votos en un banco de arena de las Bahamas. El vestía short negro, ella una bikini blanca.

Un invitado describió la escena caribeña calificándola de "bellamente colorida". Sin embargo, la reputación de Google se encuentra en tal estado que hasta la revelación pública de un acontecimiento tan feliz como las nupcias de Brin provocó rumores de oscura conspiración.

Sólo el último martes el gigantesco buscador de internet confirmó que la rumoreada boda se había realizado en secreto hace tres semanas. Pero la noticia acompañó a la revelación de que Google había invertido casi 4 millones de dólares en 23andme, una joven empresa de biotecnología co-fundada por Wojcicki y dedicada a investigaciones del genoma humano.

Para una empresa cuyos ingresos de publicidad online excedió los 3.500 millones de dólares solamente en el primer cuatrimestre de este año, la inversión fue un equivalente financiero de un grano de arena de las Bahamas. Sin embargo, eso no impidió que se produjera un acalorado debate en internet sobre si había algo alarmante en el interés de Google por la genética.

Al igual que lo que ocurrió ya con Microsoft, Google está empezando a sufrir un revés. Aún es absolutamente popular por su buscador y por su espectro de servicios de internet gratuitos en permanente expansión, pero ha empezado a difundirse una paranoia, que suele describirse tanto como Fog (Fear of Google/ Miedo a Google) y Dog (Disdain of Google/Desdén de Google).

Entre las preocupaciones de sus críticos, se destaca la misteriosa inversión en la empresa dedicada a la genética de la señora Brin. Algunos comentaristas recordaron algo que dijo Brin hace unos años: "¿Por qué no mejorar su cerebro? -caviló-. Tal vez en el futuro podamos adjuntar una pequeña versión de Google que usted pueda conectar a su cerebro".

La idea de que Google pueda estar planeando conectarnos a todos a su computadora central -como se imagina en The Matrix- podría haber sido considerada una fantasía virtual si Eric Schmidt, el ejecutivo del grupo, no hubiera declarado que la meta de la empresa durante los próximos cinco años era recoger tantos datos personales como fuera posible sobre los usuarios de computadoras, como medio de mejorar la calidad de sus resultados de búsqueda.

"Estamos en una etapa muy incipiente respecto de la información total que disponemos en Google -se jactó Schmidt-. En este momento no podemos siquiera responder a las preguntas más básicas sobre ustedes porque no sabemos lo suficiente. El objetivo es permitir que los usuarios de Google puedan plantear preguntas como qué haré mañana y qué empleo debo aceptar".

El precio más alto

¿El Gran Hermano de la información?El debate no sólo apunta al corazón del fenómeno Google sino al corazón de la era digital. Desde el principio, la misión de Google -algo que se ha tomado increíblemente en serio- fue organizar la información del mundo para hacerla "universalmente accesible y útil". Hasta ahora, esa misión fue considerada en general no sólo como un proyecto digno y valioso sino también absolutamente benigno. ¿Pero qué pasa si alguien debe saber todo sobre cada uno de nosotros? ¿No es un precio demasiado alto para gozar de acceso a los frutos del conocimiento?

Hasta ahora, las críticas de Google no han provenido de sus usuarios comunes -increíblemente, casi 82 millones de personas usan sus sistemas mensualmente- , sino de sus competidores.

El 16 de agosto de 2004, la empresa fue lanzada en la Bolsa en Nueva York con acciones valuadas a 85 dólares. Esas acciones se venden ahora a 460 dólares y Google vale más que Disney y McDonald's combinadas. Ese crecimiento basta para causar alarma y ha sido comparada con Microsoft, el gigante con base en Seattle propiedad de Bill Gates, que con frecuencia es acusado de conducta monopólica.

Google no es Microsoft... al menos todavía. Hasta el momento, cambió el paisaje comercial. Y sus fundadores no parecen estar motivados por las ganancias sino por un deseo altruista de reorganizar el mundo. Día tras día siguen entregando valiosos bienes comerciales: software de procesadores de palabras gratuitos, software para e-mail, mapas... y la lista sigue creciendo.

"No creo que los usuarios de internet se preocupen mucho por Google- dice Dany sullivan, editor jefe del sitio web Search Engine Land-. La gente lo usa y le sirve".

Aunque es gratis y nadie está obligado a usarlo, el tema la privacidad es cosa seria. La Comisión Europea dirigió su atención hacia Google, y exigió que la empresa justificara su política de retener datos de direcciones de internet y de los hábitos individuales de búsqueda de los usuarios durante dos años.

Algunos grupos a favor de la privacidad se quejaron de que los depósitos de datos de Google acumulaban detalles personales que le hubieran hecho la boca agua a la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental... no sólo lo que buscamos en nuestras computadoras sino también con quiénes mantenemos contacto, qué escribimos, qué secretos podemos tener. ¿Y por qué tendríamos que preocuparnos por eso? Por ejemplo, muchos usuarios temen que sus visitas a sitios pornográficos se hagan públicos. En Carolina del Norte, un hombre fue acusado del crimen de su esposa después de que una revisión de su computadora reveló que había hecho búsquedas en Google de palabras como "cuello", "quebrar" y "romper" durante los días anteriores a la muerte de la mujer.

Un ejecutivo de Google reveló recientemente que recibe varias citaciones al mes pidiéndole datos sobre el uso de computadoras de personas. La política de la empresa es informar al usuario afectado y cumplir con cualquier exigencia legal.

"Google se está convirtiendo en una mina de oro para las demandas legales y para los hackers", dice Beth Givens, directora de Privacy Rights Clearinghouse. La empresa ha respondido a la inquietud accediendo a reducir el período de conservación de datos personales a dos años.

El desafío

Para críticos como Todd Cochrane, del sitio web Geek News Central, eso no basta. Google está comprando FeedBurner, una empresa que rastrea a usuarios que se suscriben a toda clase de proveedores de contenidos. "¿La gente realmente ha pensado en las ramificaciones que eso tiene?", preguntó Cochrane hace unos días.

"Google no sólo sabrá qué es lo que uno busca, en qué avisos cliquea, sino que además sabrán exactamente a qué está suscripto, a un nivel muy íntimo. Es posible que Google sepa más de algunas personas que su propia familia", agregó.

El desafío de Google es obvio. Sus ejecutivos estallan de entusiasmo por conseguir más datos para poder así ofrecer los hechos que cada uno de nosotros requiere individualmente. Pero, al mismo tiempo, debe seguir siendo un amigo en quien confiamos.

"Este asunto de la personalización está dando apenas sus primeros pasos", dice Alan Eustace, el vicepresidente de ingeniería e investigación de Google. Y agrega: "Cuanto más información tengamos sobre el usuario, tanto mejor".

La pregunta es: ¿mejor para quién?

Tony Allen Mills /The Sunday Times
Traducción: Mirta Rosenberg
Copyright S. A. LA NACION 2007. Todos los derechos reservados

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