lunes, 25 de mayo de 2009

La ola reaccionaria está de fiesta

Primero fue el turno de Polonia: en 2005, el triunfo de la coalición del partido conservador Dios y Justicia, la Liga de Familias Polacas (LPR) y los populistas inauguró una “revolución moral”, que prometía poner fin a décadas de corrupción de los gobiernos de izquierda. Unos meses antes, el actual presidente, Lech Kaczynski, por entonces alcalde de Varsovia, prohibía una manifestación de organizaciones homosexuales. Mientras la LPR realizaba una contramanifestación bautizada como la “Marcha de la Normalidad”, uno de sus miembros invitaba a luchar contra la “propagación de la homosexualidad”. Por otro lado, el año pasado, el gobierno de Kaczynski fracasó en su intento de endurecer la ley de aborto de ese país, ya de por sí una de las más estrictas de Europa. Inmediatamente, el vicepresidente de la LPR, Wojciech Wierzejski –quien exhibe en su despacho un cartel que prohíbe la entrada a los “pederastas”– publicó la lista de diputados que se abstuvieron de votar las enmiendas que buscaban prohibir la interrupción del embarazo incluso en caso de violación o incesto. Finalmente, la Corte Europea de Derechos Humanos condenó al gobierno polaco por negarle un aborto terapéutico a una mujer que, tras su tercer parto, perdió la vista y quedó inválida. Sin embargo, esta amenaza a conquistas que en Europa ya parecían garantizadas no se limita a uno de los países más pobres de la Unión Europea: ya en 2003, el por entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, presentaba en Francia la “Ley de Seguridad Interior”, aprobada por el parlamento de ese país ante el creciente aumento de la criminalidad. Esta norma creó nuevos delitos y sanciones para combatir a los mendigos, los squatters –ocupantes de casas vacías– y la “gente de viaje”, el eufemismo utilizado para referirse a los gitanos. También penalizó la oferta de sexo “pasiva”: basta que una mujer en situación de prostitución se pare en una vereda para que la policía la detenga y la multe en varios miles de euros. De esta manera, esta ley pone contra las cuerdas a las prostitutas, si se tiene en cuenta que el Código Penal francés no prohíbe la prostitución y ni siquiera la define.

Por otro lado, el discurso sarkozysta no se limita al terreno de la sexualidad. “Autoridad, familia y moral” fueron algunos de los ejes de la plataforma electoral con la que el actual mandatario francés llegaría a la presidencia. Valores que resultan, cuanto menos, curiosos en boca de un hombre que, a pesar de proclamarse como católico, se ha divorciado dos veces y cuyas reiteradas infidelidades alimentan la polémica biografía no autorizada de su segunda ex mujer. Más increíble resulta aún que, en un discurso que dio en una basílica de Roma, el jefe de Estado haya declarado que “la moral laica puede agotarse” cuando “no llena la aspiración del hombre”. Su ataque a la cultura laica, uno de los valores más sagrados de la República Francesa, continuaría un mes más tarde, casualmente –o no– en Arabia Saudita, donde el fundamentalismo religioso rige la vida de ese país. De modo que, mientras el poder adquisitivo de los franceses se derrumba hasta alcanzar el índice más bajo desde 1990, su presidente no encuentra mejor rumbo que lanzarse a una cruzada moral que contrasta con su estridente vida amorosa.

España: entre la inspección y la objeción de conciencia

Si en la cuna de los derechos humanos el aborto aún no corre peligro, esto sí sucede en España, donde la legislación que desde 1985 despenaliza la interrupción del embarazo es equívoca: riesgo grave para la salud física o psíquica de la madre, violación o malformación del feto son los tres casos en los que este procedimiento está autorizado. Esta ambigüedad en la norma ha permitido que recientemente, y en medio de una espectacular escalada de los grupos de ultraderecha, unas 40 mujeres acusadas de abortar hayan sido citadas en juzgados de todo el país y que 11 médicos fueran detenidos por realizar abortos ilegales. “Nos están acosando con inspecciones político-ideológicas que no se justifican desde el punto de vista sanitario”, declaraba a la cadena británica BBC la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo, en enero pasado. Mientras, sólo el 3 por ciento de los abortos voluntarios se realiza en hospitales públicos españoles, donde el personal médico ejerce, casi invariablemente, la objeción de conciencia. Incluso, como denunciaba hace unos meses un artículo del diario El País, muchos médicos dicen a sus pacientes que este procedimiento es un delito, lo cual contribuye a agregar más confusión en torno de este tema. El miércoles pasado, varias organizaciones feministas se manifestaron en Madrid para exigir una reforma de la ley que contemple el aborto libre y gratuito: el 97 por ciento de los procedimientos se realiza en clínicas privadas que, por otro lado, hicieron un paro de cinco días en protesta por el “acoso de las autoridades sanitarias”. Entretanto, el gobierno de José Luis Zapatero ha indicado que por el momento no prevé la modificación de la ley. Es que, en el contexto actual, si así lo hiciera, esto equivaldría a un suicidio político. A principios de este mes, los obispos españoles pidieron a sus fieles no votar por el Partido Socialista en las próximas elecciones del 9 de marzo, sino hacerlo por programas que “sean compatibles con la fe cristiana” y que defiendan “la unidad de España”, o sea, el conservador Partido Popular. El Episcopado fue, incluso, más lejos al decir que el gobierno español “pone en peligro a la democracia por su laxismo radical”. Zapatero ya cargaba con los reproches católicos sobre las recientemente aprobadas leyes de matrimonio entre personas del mismo sexo, de instauración de la educación cívica obligatoria y de identidad de género (permite cambiar de género sin pasar por una cirugía ni un juzgado). En cuanto al aborto, esta suerte de manifiesto electoral del Episcopado rechaza la ley en vigor desde hace dos décadas y defiende “la vida humana en todas sus etapas”.

Italia: a la sombra del Vaticano

En Italia, un contexto similar amenaza con el regreso de Silvio Berlusconi al poder. Paralelamente, la derecha católica, que no dudó en soltarle la mano al gobierno de Romano Prodi, avanza a pasos agigantados. Desde el referendo de 2005 sobre la procreación asistida –la Iglesia consiguió que la ley no fuera modificada– a la manifestación donde grupos católicos protestaron contra el proyecto de unión civil entre personas de igual o distinto sexo, el clero italiano parece cada vez más convencido de que sabe representar los intereses de la población. Desde el año pasado, en la región de Lombardía, una ley obliga a todos los hospitales a enterrar los fetos producto de un aborto, ya sea espontáneo o voluntario. Por otro lado, hace unos días, un llamado anónimo alertó a la policía napolitana sobre un supuesto aborto clandestino que se estaba realizando en una clínica de esa ciudad. Los policías irrumpieron en la habitación de una paciente que buscaba poner fin a un embarazo con graves malformaciones en el feto, lo que está autorizado por la ley italiana –en realidad, despenaliza esta intervención en todos los casos–. Sin embargo, la policía interrogó a la mujer sobre la identidad del padre e intentó mantener con vida al feto. Comparado con este abuso de autoridad, la reacción del Episcopado italiano frente a una escena de sexo del último film de Nanni Moretti, resulta hasta simpática: “Sería bueno que algunos actores aplicaran la objeción de conciencia”, declaró, hace poco.

Pero ¿a qué se debe esta ola de catolicismo militante que acecha a varios países de Europa? “¿Se trata de un fenómeno pasajero o de una situación de fondo?”, se pregunta Josep Ramoneda, de El País. La Iglesia Católica, desafiada por las iglesias protestantes, las sectas y el Islam, debe defender su territorio sin demasiados escrúpulos, sostiene el periodista. Por otro lado, el repliegue de las ideologías clásicas, el triunfo del poder económico como principal referente social y el sentimiento de inseguridad de muchos ciudadanos constituyen un terreno fértil para que la religión vuelva a sociedades donde el laicismo parecía un valor adquirido, indica. Por otro lado, el debate sobre el terrorismo islámico –y su supuesto antídoto, el cristianismo– quizás haya contribuido a abonar esta situación. Pero si algo han compartido los nacionalismos con impronta religiosa que, a lo largo de la historia gobernaron los destinos de varios países, ha sido su creencia en la superioridad absoluta del sexo masculino y la incapacidad manifiesta de las mujeres, a las cuales indefectiblemente se les ha ordenado cumplir con el rol biológico para el que supuestamente nacieron: entregar hijos a su patria, en detrimento de sus derechos más básicos.

Milagros Belgrano Rawson
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Los grandes museos se "clonan" en Internet

El Museo Thyssen de Madrid, cuya galería virtual se caracteriza además por su realismo, sencillez y facilidad de acceso, mientras que en otros, caso del Louvre, es preciso saber dónde buscar y requiere la intervención continúa del internauta.

Sólo en 2007 la web del Thyssen tuvo cinco millones de usuarios, cuatro veces más que todas las visitas al museo desde su inauguración, según explicó el responsable de Informática de la galería, Javier Espada.

"La visita virtual permite una experiencia única de inmersión en la institución pero nunca sustituirá a la presencial", asegura Espada, quien augura que dentro de unos años se montarán exposiciones solo para la red.

Además de acceder al millar de obras que expone el Thyssen, se pueden ver todas las muestras temporales, de tal forma que la que se inaugurará el día 5 de febrero sobre Modigliani estará disponible ese mismo día.

A su vez, la Fundación Mapfre, que atesora cerca de 1.500 obras, ha decidido "abrir" esta misma semana su Museo en Internet: diez salas con cerca de 100 obras "colgadas", que se completa, como sucede con todos los museos, con una base de datos sobre todos sus fondos.

"Se trata de poner en valor y organizar la colección y de permitir, de paso, el acceso de todos", señaló el coordinador de la iniciativa, Javier Bravo, para quien esta forma de exponer el arte "es el futuro".

A su juicio, muchos museos se limitan a que su portal sea "una gran agenda de contenidos, con mucha información y poca calidad", mientras que otros como el Thyssen o el Gulbenkian de Lisboa sobresalen por su esmerada puesta en escena.

A esta tendencia se ha sumado también el Grupo BBVA, con más de 3.000 obras "de relevancia" en su haber, explicó su directora de actividades culturales, Concha Badiola.

El patrimonio artístico está diseminado por edificios de España y América Latina y el grupo ha optado por ofrecer visitas virtuales a tres exposiciones temporales y está estudiando "abrir museo" en Internet con sus obras maestras.

Otros, como el Reina Sofía de Madrid, con 16.200 obras en sus fondos de las que solo expone el 2%, restringen la visita virtual a sus edificios y jardines y a algunas exposiciones temporales.

Ese museo, como la Tate Modern Gallery, en Londres, el MoMA y el Metropolitan Museum of Art, ambos en Nueva York, tiene la complejidad añadida de que muchos de sus cuadros están sujetos a derechos de autor y, aunque los ubican en la web, en la planta en la que se encuentran no se puede ver la foto de la obra.

El Guggenheim de Bilbao ha remodelado por completo el pasado mes de noviembre su web con el propósito de convertirse en un referente internacional de los museos on line, según dijo su subdirectora de Comunicación, Marga Meoro.

En su página se puede visitar, con los responsables del museo como guías, el edificio, la ría, las obras que se exponen en el exterior y las que se exhiben dentro de Richard Serra, aunque no las exposiciones temporales.

Meoro tampoco cree que esta forma de conocer el museo vaya a sustituir a la otra "porque -afirma- la obra de arte hay que verla".

En el otro lado está el Museo del Prado, que estrenó en octubre una web con un gran volumen de contenidos, quizá el mayor de los museos españoles, pero que no ofrece visita virtual a sus fondos, explicó Elena Garrido, portavoz de la institución.

Su web, que tiene 8.000 usuarios diarios, casi tantos como presenciales, sí permite un "paseo" por sus obras maestras.

"No hay nada que pueda suplir la visita física", aseguró Garrido, quien adelantó que en un futuro próximo esperan colgar en la red imágenes de todos sus fondos, unas 7.000 obras.


Fuente: EFE
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Caja boba, mala y antigua

El 8 de marzo se ha transformado, por lo menos para gran parte del mundillo publicitario, en un día ideal para apuntar sus dardos con más rigor hacia las mujeres. Toallitas femeninas para minas hiperactivas, cremas antiage, proage o súper age, electrodomésticos de lo más cancheros y, sobre todo, restaurantes, casas de flores y bombones que se proponen como opciones para homenajearlas en su día.

OK, no le vamos a pedir al departamento de marketing de ninguna de las empresas agasajadoras que se ocupen también de recordar a las decenas de obreras textiles que, hace ya casi 100 años, murieron dentro de una fábrica transformada en hoguera por la ira de un patrón que quería terminar con los reclamos laborales de sus empleadas: las mismas condiciones que los varones –incluido el salario– y el derecho a las horas de lactancia.

El ritual mediático de esta efeméride no hace más que exacerbar lo que sucede el resto de los 365 días del año (para los bisiestos como éste), cuando una se dedica a lo suyo al tiempo que es invocada de mil y una formas –para que compre, para gustar, para encajar, para llegar–, pero que en realidad podrían sintetizarse en los estereotipos archiconocidos de siempre que –pese a los ríos de sangre, sudor y lágrimas que han corrido bajo el puente– siguen vigentes: mujeres flacas, exitosas, bellas, trabajadoras y, sobre todo, buenas madres. Muchas veces enamoradas de un jabón en polvo o de un lavarropas, y otras tantas ofreciendo sus cuerpos contorneados a medida para vender cualquier cosa (una gaseosa, un yogur o un auto). Los muchachos, claro, se llevan la contraparte de estos modelitos: cancheros todoterreno que, obviamente, ni lavan platos, ni quieren tener hijos (que es un deseo innato de las féminas), y además son fuertes y poderosos.

Pero eso no es todo. Hay mucho, mucho más, en esta agraciada diversidad, en la que se muestran nuestras múltiples facetas. También podemos ser tontas, sumisas e histéricas que cuando menstrúan son capaces de quemar con agua hirviendo a sus compañeros de oficina.

Los hombres, se sabe, sólo quieren ganar chicas (ahí están los mozalbetes demostrando su hombría en su capacidad de captar direcciones de mail de aquellas que pronto serán su presa, como exhibe una publicidad de conexión a Internet)... y ellas que se dejan ganar, ¿a qué pueden aspirar sino al altar? Ellos pueden intercambiar a sus pechochas en partidas de poker o inclusive expulsarlas por los aires cuando los cuestionan.

En este mismo suplemento ya se ha tomado nota detallada –en la columna La venta en los ojos, de Luciana Peker– de muchos de los estereotipos que imperan en la publicidad local, de lo que atrasa con respecto a ese fluido viscoso llamado realidad y también de lo que deja ver sobre ciertos valores que todavía circulan por las calles.

“Hay una violencia de género simbólica muy intensa en las publicidades de una serie de preservativos que se vio el año pasado, que los anunciaba con tachas y con gel ardiente, pero en la imagen siempre había una mujer eróticamente bien dispuesta a la entrega y a la espera, para satisfacer a un pene, ni siquiera sabemos si a un varón”, ejemplifica la filósofa Mabel Campagnoli, a cargo –en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA– del seminario Sexualidad y Medios de Comunicación: un abordaje desde la perspectiva de género.

“Cualquier cosa sirve para representar la mujeridad universal”, se puede leer en La mujer del medio, de Adriana Amado Suárez, directora de la licenciatura en Comunicación Social de la UCES e investigadora y docente de la Universidad Nacional de La Matanza. Esa “mujeridad”, reflejada en una belleza pulcra, parece, prácticamente no se ha modificado desde que el libro salió a la luz, hace cinco años. “La TV y sobre todo la publicidad son instituciones extremadamente conservadoras, que trabajan con los imaginarios consolidados y con los estereotipos seguros”, señala Amado Suárez.

“Apunta a las recetas que le dieron resultado en otras oportunidades. Como la sociedad no señala las faltas que pueda tener esa comunicación en relación con el respeto por el otro, la consideración de las minorías, la inclusión de su consumidor de clases más bajas, a la publicidad no le trae consecuencias en imagen. Entonces, si sigue vendiendo y no pierde reputación, ¿por qué tendría que recurrir a discursos más responsables? Claro que este presupuesto ya ha sido cuestionado en otras sociedades, en donde organizaciones activas han puesto el tema en la discusión pública, y ahí sí cambian, para evitar la controversia.”

En el ámbito local, Amado Suárez observa que “el cambio más notable, quizá, se ve en las marcas globales, que por parámetros corporativos tienen comunicaciones más responsables y respetuosas de género o diversidad. Es el clásico caso de la campaña de Dove”.

Pero tampoco creamos que esas “mujeres reales”, apenas regordetas o entrecanas, que anuncian los jabones movieron demasiado los estrechísimos límites de la estética mainstream, “no hay, por ejemplo rasgos del norte del país, o chicas de tez oscura. La belleza sigue respondiendo a pautas globales. Quizás en los hombres está más relajado el canon, y de hecho hasta los feos son perseguidos por harenes de mujeres bellas con la sola condición de ponerse desodorante”, agrega la investigadora.

Tinellilandia

Claro que la publicidad atrasa con esos ideales de belleza constreñida no sólo para las mujeres (si no, pregúntenle a Vicentico –y a tantos otros–-, que hace unos años, cuando presentaba El Rayo, le pedían explicaciones sobre su panza) y con esos esquemas de conducta fosilizados que suelen formar pares dicotómicos en los que siempre se jerarquiza a unos sobre otras.

Todo eso es verdad. Pero en ocasiones, hasta las publicidades más misóginas parecen un producto light cuando la tanda comercial termina.

Si les cabe alguna duda, sepan apreciar las aberraciones que pronunciaba un tal Baby Etchecopar desde la tribuna de Radio 10 hace apenas unos días.

“Las mujeres después de los cuarenta, cuando usan jean, parece que tienen puesto un pañal”, comentaba impune mientras una oyente que había llamado para contarle alguno de sus males al aire lo festejaba. “Las mujeres, después de los sesenta tienen que usar tangas, porque eso excita al hombre –sentenciaba–. No vas a tener a nadie si vas con esas bombachas grandes, eso no calienta nada. Tienen que usar esas mínimas, porque aparte a ustedes se les mete en los rollos y no se ve nada”, decía despectivo. “Lo más erótico del mundo es que la mujer quede desnuda delante del hombre de entrada”, les aconsejaba en sorna a las señoras. “Se nota que está toda caída: dos hernias, la pierna mal –le espetaba a una sexagenaria–, es como los autos usados que cuando los empezás a andar...”

El tipo tiene micrófono abierto para denigrar sin tapujos a las mujeres, y no sólo a ellas, con su ya conocido estilo patoteril. Puede tirar al éter la idea de que las mujeres son como caballos, “porque si te comprás uno de carrera después hay que mantenerlo y sale caro, en cambio un matungo aguanta la lluvia y no le pasa nada”, y la lista continúa. Pero ¿para qué seguir? ¿Qué se puede esperar de un ser que condensa en sí lo más retrógrado de la especie humana?

De él, seguro que nada mejor de lo que viene ofreciendo en radio, en tele y en teatros de aquí y de allá. Pero tal vez sí de otros y otras.

“En el imaginario de nuestra sociedad no ha permeado la crítica al androcentrismo –reflexiona Campagnoli–. Así como no se toleran determinados chistes, por ejemplo antisemitas, no ocurre lo mismo con los sexistas y con los homofóbicos. Lamentablemente, a nivel social hay un grado muy alto de tolerancia a este tipo de violencia simbólica.”

Por eso a nadie puede sorprender que esté a punto de comenzar una nueva temporada tinelliana. En esa tierra de la fantasía, no se escatima el morbo a la hora de exhibir la desgracia ajena y ponerla como moneda de cambio en la competencia.

“En ese programa se da una exhibición del cuerpo que tiene pautas muy heterosexuales y de ofrecimiento de la mujer, acompañadas de un conjunto de valores androcéntricos como la competencia, el triunfo y el sometimiento, que refuerzan un estereotipo femenino en particular –señala Campagnoli–. Si tenemos en cuenta que en el imaginario social de nuestra sociedad predominan dos grandes estereotipos de la mujer, Eva, la puta, y María, la virgen, sobre todo en el baile del caño se consagra el refuerzo del primero de ellos. Ante la apariencia de que con la libertad contemporánea las mujeres pueden ejercer cualquier rol, allí se pauta que la ‘mejor’ mujer es la que puede ‘jugar a ser una puta’ mientras es una buena esposa. Lo digo también en relación con el furor que adquirió, en paralelo, aprender a bailar en el caño, ya sea en gimnasios y clases de seducción, para mejorar la pasión en el hogar.”

Amado Suárez, por su parte, acuerda con los dos estereotipos ilustrados por Campagnoli, y agrega uno más: el de la bruja. “Se ponen en juego de manera superlativa cuando a las que discuten se les exagera el malhumor, a las que bailan caño les exageran las lencerías o los fetiches, y a las que son madres se les permite recalcar en cámara esa función. En la final del Bailando... dos madres disputaban el premio con las tiernas imágenes de sus hijos en la tribuna, conmoviendo a la audiencia”, recuerda la investigadora.

“El baile del caño fue la maximización de las mujeres desde el deseo varonil –agrega Claudia Laudano, docente de la Universidad Nacional de La Plata, que estudia desde hace una década la violencia y la subordinación de las mujeres en programas de TV–. Más que un trabajo de pareja como las restantes danzas, las mujeres eran protagonistas de shows vinculados con lo semioculto, lo cabaretero soft.”

Libertades

Extraña tanta tolerancia todavía, sobre todo si se considera que la violencia contra las mujeres es una de las violaciones de derechos humanos más extendida, frecuente y naturalizada al interior de miles de hogares en el mundo. Las Naciones Unidas reconocía públicamente hace un par de semanas, cuando lanzaba una campaña internacional para modificar esta situación, que al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales o sufrido otro tipo de malos tratos a manos de su pareja a lo largo de su vida.

¿Son los medios responsables de esa violencia doméstica que durante el primer semestre del año pasado generó alrededor de 18 mil denuncias sólo en el territorio bonaerense?

Claro que no, nadie puede suponer esa linealidad burda para explicar fenómenos sociales tan complejos.

Pero, definitivamente, el papel de los medios es crucial en la construcción de opinión pública y en la transmisión de valores. En Tratamiento y representación de las mujeres en las teleseries emitidas por las cadenas de televisión de ámbito nacional, una investigación publicada el año pasado por el Observatorio de Medios del Instituto de la Mujer de España, se puntualiza: “El género no es la única variable asediada por la existencia de estereotipos; la edad, sin ir más lejos, conforma una variable que tampoco escapa de este tipo de simplificaciones, definiendo a los jóvenes como rebeldes, curiosos, inquietos y activos, y a las personas mayores como pasivas, acomodadas y descreídas. Los estereotipos condicionan diferentes cualidades de las personas, es cierto, pero pocas veces tienen un efecto tan demoledor como en el caso del género, puesto que la atribución estereotipada que se hace a hombres y mujeres condiciona de forma muy intensa el desarrollo de sus proyectos vitales y sus márgenes de libertad”.

Ese mismo Observatorio fue el que, también el año pasado, hizo que se levantara una publicidad de Dolce&Gabbana en la que se erotizaba una situación de violación de una mujer y se emparentaba la violencia de género con la sensualidad. El Observatorio consideró necesaria esa medida sancionatoria porque el aviso suponía, se dijo, el refuerzo de actitudes delictivas.

Como bien se señaló en este suplemento en su momento, el caso de Dolce&Gabbana no fue el único, pero sí uno de los más relevantes entre las cientos de denuncias que tramita el Observatorio cada año: en 2006 fueron más de 500, de la cuales 70 por ciento terminan retirando sus campañas.

Cabe aclarar que en España hay una ley que denuncia el carácter ilícito de la publicidad vejatoria y establece la actuación de los Tribunales en términos de cesación o rectificación de los usos discriminatorios de la imagen de la mujer en los medios. También se promueve el establecimiento de acuerdos de autorregulación que cuenten con mecanismos de control preventivo y de resolución extrajudicial.

El abogado Damián Loreti, especialista en Derecho a la Información y vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, explica cómo es el contexto legal en el ámbito local: “En la Argentina básicamente la cuestión de la libertad de expresión tiene un eje que es que no hay censura previa, sino responsabilidades ulteriores, salvo la que hace a la protección de menores y adolescentes en espectáculos públicos”.

“Por otra parte, la Ley Antidiscriminatoria –continúa– prevé acciones de opción de medidas inmediatas para el cese de las prácticas discriminatorias. Si se piensa la situación, uno se puede encontrar con una hipótesis de censura. Pero yo tiendo a suponer que en el marco de la Convención Americana (de Derechos Humanos) no es una de las hipótesis admisibles de censura de modo directo”, porque estaría limitando la libre expresión de quien emite contenido injurioso para las mujeres.

En 1994 la Constitución Nacional incorporó la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), por lo cual Loreti plantea una duda: “Habría que ver si la mujer puede transformarse en una víctima cuyos derechos fueran ‘preferentes’ respecto de la Convención Americana (que estipula la libertad de expresión como derecho humano inalienable), hipótesis que sí ocurre, de acuerdo con lo que dice la Corte Argentina, con la infancia y adolescencia”.

Un ejemplo del Norte: Catharine MacKinnon (abogada feminista estadounidense) dice que la Primera Enmienda (la cláusula sobre libertad de expresión en la Constitución norteamericana) debe ceder respecto de los derechos humanos de las mujeres. Plantea que hay prácticas, directa y ostensiblemente afrentatorias, que la Primera Enmienda no protege.

Lo que hay que ver

En la Argentina todavía resultan impensables medidas como las tomadas en España (pero que también existen en Francia o Inglaterra), aunque desde hace exactamente un año funciona el Observatorio de Discriminación en Radio y Televisión, que depende del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) y cuenta con la colaboración del Consejo Nacional de la Mujer (CNM) y el Instituto Nacional Contra la Discriminación,la Xenofobia y el Racismo (Inadi).

La modalidad del Observatorio es la siguiente: cuando en el área de fiscalización del Comfer –que visualiza y escucha en tiempo real los contenidos mediáticos– se detecta algún modelo que tiende a la discriminación –“marcaje” en la jerga técnica– y que no cumple con la (cuestionada) Ley de Radiodifusión (la 22.285, sancionada durante la última dictadura militar) se deriva el análisis del material al área de Evaluaciones. Luego de eso se realizan informes técnicos que, finalmente, antes de darse a conocer públicamente, son comunicados a los realizadores.

Hasta el momento sólo tres informes fueron difundidos: sobre la publicidad “Gerardo” de Movistar, el segmento “El Gato de Verdaguer” en Duro de domar –el programa de Roberto Pettinato– y fragmentos del programa Convicciones, conducido por Luis Avilés en la señal Magazine.

En los casos de programas como el de Pettinato (con chistes sexistas, homofóbicos y antisemitas), se establecieron diálogos entre los responsables y el equipo evaluador del Observatorio. La conclusión fue un pedido de disculpas y una aclaración sobre las intenciones irónicas que habían tenido los chistes en cuestión. El conductor Luis Avilés fue citado a raíz de un comentario como éste: “Yo me pregunto: estamos pagando cualquier cantidad de contribución para mantener cuatro o cinco o seis empresas de limpieza que recogen las bolsas de basura ¿y por qué no las recogen las bolsas y se las dejan a esos cirujas o cartoneros o como quieran llamarlos? En mi época se los llamaba linyeras o cirujas. Bueno... hay dos formas de arreglar esto: o con educación, ésa es una que es la más correcta, es la que yo recomiendo. Hay otra también, es la de poner granadas en las bolsas de basura y los tipos abren y les explota: andá a cagar y le voló la cabeza”.

En fin, da la impresión de que no hay mucho para analizar en los dichos fascistas de Avilés. Sin embargo, la gente del Observatorio se tomó el trabajo de desandar los enunciados del conductor e inclusive convocaron a una reunión al periodista y escritor Eduardo Anguita para que le explicara el abecé del tema cartonero. Cuentan que Avilés acudió a la cita propuesta por el Observatorio, pero su postura básicamente no se modificó.

Gómez Pujolás explica que “el Observatorio no tiene la función de ser sancionatorio desde ningún punto de vista”. Hasta ahí se llega.

Y nosotras aquí estamos, hemos recorrido un largo camino, aunque todavía persistan algunos de los moldes vetustos que tanto daño han hecho a unos y otras.

A pesar de las continuidades, Laudano considera que “se ha ampliado el registro de temáticas, con ciertas restricciones, pero se habla de violaciones, abusos sexuales, desaparición y tráfico de personas. Los medios contribuyen al debate público, sin duda, aunque a veces la lógica siga siendo la del caso individual, por ejemplo, cuando se habla de crimen pasional y no de femicidios”.

“Nos falta intervención institucional desde el feminismo. Falta que se visibilice, pero además que permee las mentalidades”, asegura Campagnoli y augura: “La parte optimista de esta historia es que hay tareas pendientes. Sensibilizar de a poco las conciencias, por un lado, y buscar intervención social, por otro”.

Si el cambio no puede esperarse de la industria mediática, ¿de dónde podría provenir? ¿Dónde se pueden empezar a mostrar que hay otros modelos, que también dan resultado?

“La concienciación debe venir de la sociedad, del periodismo, de la escuela, donde se enseñe otros modelos y se muestre lo negativo de la imagen de una mujer hipnotizada por el lavarropas o hecha una zombie porque tomó tal vino u olfateó tal desodorante –reflexiona Amado–. La maduración de la publicidad hacia una comunicación responsable es una obligación de todos, especialmente de los que tenemos acceso a la discusión pública”.

Verónica Engler

Perras contra la rabia machista

Sacáte la bombacha, puta.” Así fue recibida, en 1999 y en medio de silbidos, la por entonces ministra francesa de Medio Ambiente Dominique Voynet en la Feria de la Agricultura, la misma exposición rural en la que, hace pocos días, el actual presidente Nicolas Sarkozy insultó a un ciudadano que no quiso estrecharle la mano. En los ’90, el partido Caza, Pesca, Naturaleza y Tradiciones (CPNT) y otras organizaciones conservadoras y antiecológicas de ese país se oponían a las medidas de la ministra, que había propuesto un día sin caza en todo el territorio. No era la primera vez que una funcionaria francesa era insultada públicamente: “Esperamos que seas mejor en la cama”, decían las pancartas de los gremios agrícolas destinadas a Edith Cresson, ministra de Agricultura en 1981. Nadie, ni en el gobierno de François Mitterrand ni en la opinión pública se inmutó ante este insulto tan sexista como vulgar. Quizá por eso, cuando casi 20 años después Voynet fue agraviada de la misma forma, la escritora y periodista Florence Montreynaud lanzó el Manifiesto de “Chiennes de garde” (“Las perras de guardia”), una red de “vigilancia contra las injurias machistas”. El sociólogo Alain Touraine y la socialista Ségolène Royal fueron los primeros en adherir a este petitorio, similar al que las “343 putas” –Simone de Beauvoir, Catherine Deneuve, Jeanne Moreau y Marguerite Duras, entre otras mujeres– firmaron en 1971 declarando haber abortado (en Francia, el aborto se despenalizaría tres años después). Feminista incurable, en el 2000, Montreynaud fundó La Meute –La Jauría–, un movimiento que, junto a las Perras de Guardia organiza acciones y escraches contra la publicidad sexista. Todos los años, esta organización feminista y mixta entrega el Premio Femino a aquellas publicidades que, lejos de los clichés machistas, ofrezcan una imagen positiva o valorizante de las mujeres o de las relaciones entre los sexos. También otorga el premio Macho, a la campaña más sexista.

Este año, el Femino de oro fue para la campaña de una asociación que ayuda a las personas en situación de prostitución. “Ni mi madre ni mi hermana”, dice el tatuaje de un hombre que aparece en el afiche. “¿Usted es cliente? La prostitución: ni para los míos, ni para los otros”, reza el eslogan, premiado esta semana en una ceremonia en la alcaldía del distrito 20 de París, donde las Perras de Guardia anunciaron la “próxima vacunación de machos contra la rabia machista”. En ese sentido, y como viene sucediendo hace unos años, la última campaña de Dolce & Gabbana volvió a recibir una mención especial por difundir imágenes pornográficas. En la categoría clichés, Volkswagen fue penalizada por mostrar chicas despampanantes con “cara de taradas”. Y en el rubro desnudo o sexualidad sin relación con el producto, la marca de ropa interior Triumph fue castigada por el eslogan que utilizó en 2007, durante la campaña presidencial que enfrentó a Sarkozy y a Ségolène Royal: “Al fin una candidatura bien sostenida”, decía el afiche donde se veía a una rubia en corpiño.

La militancia de La Meute no se limita a denunciar el machismo: en el 2006, por ejemplo, organizó un escrache público contra la marca Vichy, cuyo aviso de un gel contra la celulitis mostraba a una mujer desnuda. Mediante un truco de Photoshop, la cola “adiposa” de la muchacha tenía el aspecto de un sillón capitoneado. Además, en cuestión de días, las casillas de correo electrónico de esta marca de productos cosméticos fueron saturados con cientos de e-mails de mujeres indignadas (finalmente, la directora de marketing de la empresa envió una carta de disculpas a La Meute). Además de organizar manifestaciones y acciones colectivas para sensibilizar a la gente sobre la publicidad sexista, La Meute invita a hombres y mujeres a denunciar y analizar la publicidad que circula en Francia y otros países. “Nuestro sitio web es interactivo”, dice su fundadora, Florence Montreynaud, en diálogo con Las12. “Si alguien se siente shockeado por un anuncio en particular, lo invitamos a comentarlo y a escribirle al anunciante”, declara. Según ella, desde 2002, cuando se entregó el primer Premio Femino, cada vez se observan menos publicidades pornográficas y violentas, pero a la vez “el machismo se ha banalizado”. Comparado con los países nórdicos, “que en general siempre están a la vanguardia en estos temas, Francia es un país machista donde los clichés sexuales son muy poderosos, en especial en lo que respecta a lo que se espera de una verdadera mujer y un verdadero hombre. Sin embargo, la publicidad es mucho más sexista en Italia y Alemania”, indica Montreynaud, fundadora también de Todavía feministas, una red internacional que el 8 de marzo de 2001 publicó una lista de “20 buenas razones para todavía ser feministas”. En el sitio web de esta organización se lee: “El feminismo nunca mató a nadie, el machismo mata todos los días”.

Milagros Belgrano Rawson

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Diablo Cody: ¡Un fuego!

Una chica que se hace llamar Diablo, se pinta los labios de rojo furioso, dice que su símbolo de elegancia es un tatuaje que le ocupa medio brazo, usa ropa de segunda mano y tiene en su lista de predilecciones a los perros chihuahua, las montañas rusas, las medias caladas, Internet y las manos de los varones... una chica así no se ajusta del todo a la idea que Hollywood tiene de los guionistas de cine con expectativas de éxito. Pero Diablo Cody, 29 años, géminis, blogger desde la edad media del blog, currículum como stripper profesional y operadora de una hotline, acaba de ganar el Oscar al mejor guión por la película Juno (acá La joven vida de Juno), la historia de una adolescente que queda embarazada.

Sus declaraciones al respecto fueron: “Pueden disfrazarme, pueden darme premios, pueden entrenarme sobre las respuestas correctas y pueden pulirme los callos de mis enormes fucking pies, pero siempre seré yo. Y nunca me sentiré avergonzada”. Lo dijo vía blog, como le gusta decir las cosas. Y como cada vez que dice algo, miles de fans de diversos sexos, edades y nacionalidades la aplaudieron, le propusieron amor, sexo, pasión y adoración en ese u otro orden; le dijeron que es una tigresa, que no les importa lo que dicen los periodistas, lo que piensen los demás, que siga siendo como es, que ¡ay mamita! Que ¡oh, my god! Que es tan fucking(mente) copada que necesitan una ducha fría cada vez que escuchan su nombre, que no pueden dejar de pensar en ella, todo eso y otras tantas miles de cosas.

Ahora, lamento defraudarlos, pero Diablo en realidad se llama Brook Busey, es hija de una familia católica de clase media de Chicago, estudió en la universidad de Iowa una carrera relacionada con la comunicación y era una secretaria normal y aburrida como la mayoría de las secretarias hasta que vio un cartel que convocaba a chicas y chicos sin experiencia para un concurso de strippers.

Desde ese momento su vida empezó a parecerse a una de esas historias que adora Hollywood, una especie de remake punk del cuento de Cenicienta, con una protagonista linda que se tiñe de negro, se llena de piercings, adopta un estilo Betty Page posmoderno y cambia su vida de una manera inesperada.

La cronología de la historia de esta heroína moderna es más o menos así: primero trabajó como secretaria en una agencia de publicidad (asume que era un desastre), después fue al famoso concurso y empezó a trabajar como bailarina de caño y stripper en bares de baja calaña (dice que tenía bastante poca gracia y que aprendió algo pero nunca llegó a la maestría), es blogger desde la prehistoria del blog (empezó en 2001), un día la descubrió un productor de nombre Mason Novick que navegaba por Internet no se sabe si buscando pornografía o nuevos talentos y entró en su sitio The Pussy Ranch (El rancho concha, en criollo). Casi de inmediato, él la contactó para que escribiera un libro con sus experiencias strippers y de ahí saltó al cine con este primer guión que acaba de llevarla a la reluciente alfombra roja de la fama.

La parte que más emboba a la prensa y a la crítica de espectáculos es la parte de la chica stripper. Pero ella cuenta que esa aventura tuvo un comienzo bastante casual. La chica sin experiencia fue al concurso, dice que descubrió toda la torpeza que una mujer puede tener para moverse, después lo contó en su blog y sus fans se multiplicaron como un virus. La combinación de sexo y blog parecía un cóctel interesante, así que se empleó como stripper durante un año y se siguió haciendo famosa desde Internet.

Después también incursionó en el sexo pago por teléfono y siguieron los éxitos del blog a medida que se hacía conocida como una “Margaret Mead del sexo”, es decir una antropóloga sexual y, en este caso, mediática.

De esas aventuras salió buena parte de la materia prima del libro Candy Girl: un año en la vida de la stripper menos pensada, donde cuenta cómo una chica de formación católica y vida monótona se convierte en una bailarina profesional. También detalla algunos secretos del negocio, como que en los bares de strippers suele hacer frío porque a los clientes les gusta ver que las chicas se acurruquen entre ellas o que las que se visten de blanco ganan más porque dan el aspecto de chicas buenas. Dice que cuando se publicó su libro, les dio la buena noticia a sus padres pero también les avisó que la historia era sobre una parte de su vida que ellos no conocían. Se enteraron de las andanzas de su niña por el texto y le dijeron que hubieran preferido un problema de drogas antes que eso. Lo mismo que dice en la película la madre de Juno cuando se entera de que su hija de 16 está embarazada. Es decir, la película tiene algo de autobiografía, sobre todo el lenguaje blogger de su guionista. El tema de Juno es el embarazo adolescente y la posición que una chica sub 18 puede tomar frente al aborto. En noviembre del año pasado, cuando la película empezaba a sonar tímidamente como candidata para el mejor guión de los premios de la Academia, Cody pasaba por el Festival Internacional de Cine de Gijón y hacía estragos con su look, que brillaba entre la media de los festivaleros, y con un discurso que combinaba inteligencia y provocación. En ese momento dijo: “Llegó la hora de escribir guiones de mujeres que planteen historias de mujeres. Siento que éste es un paso nuevo en el cine norteamericano, en este momento hay demasiados hombres escribiendo sobre hombres. Siento que tengo la responsabilidad de escribir sobre personajes fuertes femeninos y lo voy a seguir haciendo”. A Cody no le falta ningún atributo de chica moderna y el público moderno la adora. “Todo lo que he conseguido en mi vida ha sido gracias a Internet. Incluso me casé con mi novio de Internet. Aunque ya nos hemos separado, puedo afirmar que puedes encontrar al amor de tu vida en la red”, dijo.

Sin zapatos de cristal

En la ceremonia de los premios de la academia, la Cenicienta punk dejó bien en claro que tiene actitud. Resulta que un alto diseñador del mundo fashion hollywoodense le ofreció usar unos zapatos altos, dorados, con brazalete en el tobillo, una flor llena de diamantes en el centro y una onda retro que le iba muy bien. Pero el detalle es que valían un millón de dólares y él se los daba para que los luciera en la ceremonia ante la mirada de buena parte del planeta. A ella le pareció una maniobra publicitaria barata y los rechazó. Al final se puso un par de chatitas doradas y dijo que adora romper las reglas de vestimenta. Sus fans enloquecieron de amor en el blog, obvio.

“Le juro a Dios que tengo la vida más bizarra. De verdad”, les dijo a los bloggers cuando la prensa sacó a relucir la historia de los zapatos de diamantes. La chica que se viste en ferias americanas, que se vuelve loca cuando consigue ropa barata y que va a las entrevistas con remeras que dicen cosas como “rock and roll party all night”, no podía ceder ante un par de zapatitos de cristal dignos de una Cenicienta versión Disney. El costo de su decisión fue que no se convirtió exactamente en la preferida de los críticos de moda. Pero sí fue una de las más fotografiadas porque su mérito era ser la figurita rara de la noche.

Usó un vestido con un estampado símil leopardo que dejaba ver el tatuaje de una chica en traje de baño, recostada de manera sexy con los brazos atrás de la nuca que le ocupa medio brazo, llevaba un aro con calaveras que parecía a punto de quebrarle el lóbulo de la oreja y las ¡oh, revolucionarias! chatitas en sus fucking enormes, callosos y orgullosos pies.

Ahora, Cody acaba de escribir el proyecto piloto para una serie de Steven Spielberg –The United States of Tara–, una telecomedia protagonizada por una madre con personalidad múltiple. Además, prepara dos nuevos guiones: Jennifer’s Body, una comedia de horror, y Girly Style y dice que su estado de ánimo actual es “ghrgerggr”, mientras aparece en su blog tirada en la cama, casi desmayada, al lado de un plato con restos de torta de chocolate con la estatuita dorada en la mano.

Valeria Burrieza
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Adelante, aunque no nos guste

Los judíos observantes cumplen con una larga serie de preceptos y son llamados a cumplir con todos por igual, los ``grandes'' y los ``pequeños'', ya que ``no sabes cuál es el premio por el cumplimiento de cada uno''.
Sin embargo, hay un precepto que supera a casi todos los demás: la preservación de la vida. Si para salvar tu vida es necesario que violes la santidad del sábado, debes hacerlo: violarás un sábado para preservar a muchos otros, determinaron los sabios. Si estás enfermo y el médico te dice que es peligroso que ayunes en Iom Kipur, tienes prohibido el ayuno.
¿Pero qué pasa cuando alguien te amenaza de muerte y te obliga, por ejemplo, a comer carne de cerdo delante de otros, para demostrar que a pesar de ser judío comes alimentos prohibidos? Teóricamente, deberías comer la carne y salvar tu vida. Pero no es así. Los sabios han determinado que en ese caso es preferible ser matado y no transgredir los preceptos.
Es que alguien ha descubierto el punto débil y lo utiliza a su favor, para desmerecer a Israel, a su Dios, a su credo, o para lo que sea.
Los soldados de Tzáhal tienen prohibido, por la propia ley israelí que fue aplicada por el juez Biniamín Halevy en 1957, disparar a civiles aunque se les ordene hacerlo. La orden impartida es ``obviamente ilegal'' y por lo tanto quien la acate, no sólo quien la imparta, asume la responsabilidad penal por ese acto. Cuando en julio de 2002 Israel abatió al terrorista Salah Shjade, jefe del brazo armado de Hamás, arrojando una bomba de una tonelada desde un avión, lo que provocó la muerte de su ayudante y otros 14 civiles, 11 de ellos niños, el entonces jefe de la Fuerza Aérea Dan Jalutz tuvo que alegar que no sabían de la presencia de dichos civiles y que, en caso de saberlo, no se hubiera llevado a cabo la operación.
Hamás conoce perfectamente la situación. Aprendió también muy bien la lección mediática de la Guerra del Líbano. En Gaza, por ejemplo, hay una versión local de aquella serie británica que se titulaba ``Los de arriba, los de abajo''. Se trata de un edificio de ocho pisos: en los cuatro primeros hay cuarteles de Hamás con puestos de tiro. En los cuatro superiores viven familias. Los soldados israelíes deben elegir entre dar a los terroristas la libertad de matar con un salvoconducto que los inmuniza y les da acceso a la impunidad, o reaccionar y disparar a ese edificio, corriendo el riesgo de matar a los civiles, entre ellos seguramente niños.
Israel, gracias a Dios, tiene perdida la guerra mediática, porque para ganarla hay que mostrar víctimas mortales, sangre, niños muertos y el producto escasea en Israel. El error está en dar el alerta para que la gente busque refugio, en no poner a los niños al frente desguarnecidos.
Hay quienes creen que la actitud palestina de sacrificar sus vidas y la de sus hijos es una muestra de heroísmo, cuando en realidad constituye una prueba de crueldad y de absoluto desprecio por la vida. Son ellos quienes debían haber inventado la consigna ``viva la muerte'' y son los enceguecidos izquierdistas maníqueos quienes corren a abrazar a los fascistas más recalcitrantes de estos tiempos: nacionalistas, fanáticos religiosos, antisemitas, fundamentalistas.
A ellos todo les está permitido. Pueden comprar y vender mujeres, vivir en poligamia, porque es ``su cultura''; pueden también lapidar mujeres adúlteras u homosexuales, y cercenar sin más trámite las extremidades de un ladrón. Pueden enviar niños al frente y pueden matar niños ajenos. Ellos son los pobres, las víctimas, los expoliados. La culpa de todo la tiene la ocupación.
Antes de la Guerra de 1967 no había territorios ocupados, pero sí había acciones terroristas. Nadie exigía por entonces la creación de un Estado palestino en Cisjordania, dominada por Jordania, ni en Gaza, en poder de Egipto. Se exigía a Israel y no a Jordania o Egipto la liberación de los territorios palestinos. Alguien podría suponer que se trataba de territorios ocupados por Israel en la Guerra de 1948.
¿De qué guerra? ¿Acaso esa guerra la inició Israel? No, claro, fue también una guerra que comenzaron los palestinos (que por entonces ni siquiera tenían ese nombre) y la siguieron, después de declarada la independencia, los demás países árabes. ¿De qué territorios ocupados se hablaba entonces? De los que los judíos habían adquirido con su dinero a precios desmesurados, y habían puesto en condiciones de cultivo y de vida con enormes sacrificios: desecando pantanos en Hadera y lavando la tierra en el Mar Muerto. La Conquista del Desierto en la epopeya sionista no fue matar indios sino ganar espacios verdes palmo a palmo.
Esa guerra no ha cesado ni cambiado. Su objetivo desde el lado palestino sigue siendo la de arrojar a los judíos al mar. No es cierto que aspiren a un Estado al lado de Israel, sino en su lugar. En realidad, están dispuestos a renunciar a un Estado independiente con tal de eliminar al israelí. No estoy revelando secretos y conjeturando teorías: es lo que Hamás y sus allegados dicen explícitamente y lo que hacen en el terreno de los hechos. El pobre Shimon Peres, que ha hecho por la causa de los palestinos mucho más que la mayoría de sus gobernantes, movilizó a medio mundo para dejar en manos de ellos los sofisticados invernaderos de los colonos israelíes de Gaza, que eran una fuente de trabajo y de riqueza. Los invernaderos duraron lo que un suspiro. No eran hortalizas lo que querían en ese lugar, sino lanzaderas de cohetes.
Todos los que acusan y acusarán a Israel de reaccionar en forma desmedida, para lo cual no importa cuál sea esa reacción, nos proponen una alternativa que tiene una única lectura: un suicidio colectivo como nación, similar al de Masada. Nos sugieren, por ejemplo, que dialoguemos con Hamás y lleguemos a un acuerdo. Se trata de una tregua, a la cual Hamás está dispuesto.
Israel debe padecer de una ceguera muy aguda para acceder a ese pedido: cada vez que se llegó en el pasado a una tregua de ese tipo -y con Hamás se puede hablar sólo de treguas, no de acuerdos de paz, que rechazan de plano- el resultado fue una nueva guerra al cabo de un tiempo no muy largo, pero con la organización mejor pertrechada y organizada, con armas cada vez más sofisticadas. La última tregua a pedido de Hamás fue cuando Israel fue abatiendo a los líderes, y en ese momento tenían apenas los Kasam. Ahora tienen un arsenal que llega cómodamente a Ashkelon y bastará otra tregua para que lleguen de igual manera a Ashdod.
Personalmente, no sé cuáles son los mejores medios militares para derrotar a Hamás. Sólo sé que ése debe ser el objetivo y que en el camino a lograrlo Israel debe desoír las voces de críticas y condenas, que no le ofrecen ninguna alternativa y sugieren que los bombardeos al Néguev deben ser recibidos con resignación y quizás también con amor. Esos bombardeos por lo visto son proporcionados y en todo caso lo único que merecen es una advertencia y un reto moviendo el dedo índice en forma amenazante: eso no se hace.
Si para defender nuestra elemental soberanía y nuestras vidas se debe reinvadir Gaza, habrá que hacerlo. Se pondrá cuidado en no dañar civiles, aunque muchos de ellos pagarán con sus vidas. Los israelíes lo lamentaremos sinceramente, pero deberemos continuar hasta la victoria. Ellos cada vez que logran matar a nuestros niños reparten golosinas en sus ciudades para festejarlo. El mundo lo entiende y lo apoya.

Mario Wainstein
www.aurora-israel.co.il

La ilusión de ser Bolívar

Quiza cuando se publiquen estas líneas la diplomacia haya transformado en espuma el torrencial intercambio de insultos, amenazas y acusaciones que se prodigaron el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y los voceros del gobierno colombiano, de Alvaro Uribe.

Nada puede predecirse en una historia cuyos caminos están regados de pólvora, petróleo y droga, y cuyos protagonistas son de fósforo. Tampoco es fácil entender lo que pasa e imaginar lo que podría venir. Colombia lleva más de cuarenta años de una guerra civil no entre dos bandos, sino entre por lo menos cuatro: el ejército regular, la guerrilla que opera con el nombre de FARC, los paramilitares –nacidos de la desconfianza de los hacendados en la eficacia del ejército–, y los narcotraficantes, que también disponen de soldados y armas considerables. Es una guerra despiadada, en la que las tropas de un bando se suelen pasar a otro con frecuencia, y tan pareja que podría durar cuarenta años más.

Colombia ha tenido presidentes excepcionales como Belisario Betancur y César Gaviria, y tanto ellos como los otros han lidiado como pudieron con esa pesadilla que ha costado muchedumbres de muertos, desplazados y fugitivos. Parte de lo que sigue es una historia conocida, pero conviene recordarla para no sembrar más humo en el incendio.

El sábado 1º de marzo, el ejército colombiano atravesó la frontera con Ecuador, avanzó kilómetro y medio en el territorio de ese país y atacó un campamento de las FARC. De diecisiete a veinte guerrilleros murieron, entre ellos Luis Edgar Devia Silva, conocido como Raúl Reyes, segundo comandante de los insurgentes, quien había establecido contacto con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para liberar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.

La invasión era ilegal, como toda invasión, y cualquier observador ecuánime sabe que fue también un palo muy torpe en el carro de las negociaciones. Colombia afirma que contaba con el permiso del gobierno ecuatoriano; éste lo negó, y el sentido común indica que Ecuador no pudo haberlo dado. El gobierno de Alvaro Uribe, por lo tanto, confió a la fuerza de las armas y de los hechos consumados lo que debió confiar a la diplomacia.

Colombia ya está harta de la guerra interminable, y ninguna de las partes quiere ceder en una puja que siempre acaba en empate. Los rehenes están agonizando en la selva, eso es cierto, pero la muerte de Raúl Reyes no va a devolverles la libertad ni la vida. Conozco desde hace mucho a políticos y funcionarios del gobierno de Bogotá –de éste y de los anteriores– que darían la vida por deshacer el nudo gordiano en que se han convertido las guerras de su país, pero no han encontrado todavía una salida que apague los odios.

Para colmo de males, Hugo Chávez batió el domingo 2 de marzo sus tambores de guerra. Casi nada sorprende ya en su lenguaje sin límites, pero en el unipersonal de televisión que ameniza desde hace varios años usó el más sulfúrico catálogo de insultos que se haya oído en los prados habitualmente corteses de la política internacional. Luego de callar un minuto en homenaje al “comandante revolucionario” Reyes, agravió el silencio llamando a Uribe “presidente criminal” y acusando a su gobierno de “paramilitar, narcotraficante y lacayo del imperio”.

Las negativas de Uribe a cualquier tipo de negociación siempre me han parecido exageradas y quizás inhumanas, porque están en juego cientos de rehenes cuyas vidas siguen en manos de las FARC. La situación de los cautivos era menos riesgosa antes de que impusiera su mano dura. Pero el pueblo de su país lo apoya libremente, lo ha reelegido para que mantenga esa política, y ésa es el agua respetable de otro molino.

Lo que se pierde muchas veces de vista es el juego que Chávez está llevando adelante en esta historia. El domingo ordenó en su programa de televisión el traslado de diez batallones a la frontera con la vecina Colombia y el cierre de la embajada venezolana en Bogotá, e instó a su par ecuatoriano, Raúl Correa, a que hiciera lo mismo. Correa lo hizo casi enseguida.

El lunes 3 redobló la apuesta al expulsar a todo el personal colombiano de la embajada en Caracas y al cerrar la frontera. Correa, presuroso, también rompió relaciones con su vecino del Norte.

Conocí a Chávez el último domingo de agosto de 1999, cuando cumplía seis meses de gobierno. Una de las primeras preguntas que le hice –tal como lo conté entonces– fue si los vínculos con las FARC que se le atribuían eran ciertos y si estaba entregándole a la guerrilla colombiana fondos reservados para la compra de armamentos. Fuentes muy confiables me habían dado esa información, exhibiendo algunos documentos que parecían legítimos. Por toda respuesta, Chávez levantó el teléfono, llamó al presidente de Colombia, Andrés Pastrana, y me pidió que repitiera la pregunta. Pastrana negó –como era previsible– todo vínculo de Chávez con la guerrilla y preguntó de dónde sacaba yo esa versión. No se lo podía decir, por supuesto, pero quizá no sea impropio revelar ahora que se trataba de uno de sus colaboradores más cercanos.

Chávez se había alzado contra el gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez siete años antes, con la idea fija de resucitar la utopía de la unidad política de América latina, lanzada por el libertador Simón Bolívar en un documento clásico: la Carta de Jamaica. Esa ilusión ha sido el eje de casi todos sus actos, y para entender a Chávez hay que saber que él siente que allí, en la realización de la utopía, está su lugar final en la historia.

Su adversario ya no es la corona española, como lo era para Bolívar, sino el imperio norteamericano, al que un bloque bolivariano de naciones le podría hacer la vida imposible. Ya a comienzos de su primer gobierno advirtió que le sería difícil alcanzar ese sueño por medio de la política, pero que podría lograrlo uniendo a ejércitos hermanos bajo una bandera común. Sin duda, lo ha seducido el hecho de que la rama política de las FARC se llame Movimiento Bolivariano para la Nueva Colombia, y que tanto las tropas irregulares al cuidado de la ya extinta Zona de Distensión como el sistema judicial que controlaban se llamaran también “bolivarianos”.

En la mira inmediata de ese programa de unidad están los países que Bolívar quiso agrupar: Panamá, Ecuador, Perú, Colombia y, por supuesto, Bolivia. Eso explica el apoyo que Chávez brindó al candidato Ollanta Humala, derrotado en Perú, y al que venció en las elecciones de Ecuador, Rafael Correa.

No hay por qué reprocharle a Chávez sus ilusiones. Al fin de cuentas, hasta el hombre más humilde tiene derecho a soñar lo que quiere. Pero en su caso, ha contraído responsabilidades con el país que lo eligió, y tanto sus bravatas verbales como los despliegues de tropas en la frontera no resuelven los problemas reales. Cientos de miles de colombianos viven en Venezuela, y los dos países están unidos por fraternidades históricas y culturales inquebrantables, por lazos de familia, por trabajos que van de un país a otro.

Se ha insinuado que Chávez trata de distraer a Venezuela de la inflación y el desabastecimiento, que son ahora inocultables. La guerra es siempre un pésimo recurso para salir de esos pantanos, como lo prueba la infortunada aventura de las Malvinas.

Así como Uribe es responsable de un hecho gravísimo –la invasión de un país vecino al que llevó su propia guerra–, también Chávez debería explicar por qué se ha exaltado tanto ante el ataque mortal a un campamento insurgente con el que Venezuela nada tiene que ver. ¿O sí?

Tomás Eloy Martínez
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El amor es bailar

Un bar y colores hacen de escenario natural; de fondo, el bolero crece y se entrega. La banda suena profundo: tres mujeres y dos hombres ofrecen el entretenimiento para la pista de baile, mientras una historia de amor se despliega en la pantalla: la cantante y la dueña del bar se enamoran. Ellas roban el papel esencial, mientras otros personajes, caras que se desvanecen, las rodean. “Nayla, di por qué me abandonas/ Tonta, si bien sabes que te quiero/ Vuelve a mí, ya no busques otro sendero/ Te perdono porque, sin tu amor, se me parte el corazón”, sentencia –determinante, con pasión de telenovela– el bolero del mexicano Jesús Rasgado. Pero ahora la voz es de ella, de Victoria “Pepi” Dillon, que la hace latir fuerte gracias a su brutal melancolía. Con una estética inspirada en la película “La reina de la noche”, de Arturo Ripstein, y “Entre tinieblas”, del realizador español Pedro Almodóvar, el amor pasional lésbico redefine “Nayla”, la canción elegida por Tumbamores para hacer su primer videoclip que, recientemente filmado, estaría listo en marzo. Y, como para el set y la grabación faltaron recursos (económicos, claro), la banda se valió de la cuestión organizativa y preparó una fiesta para recaudar fondos. Salió bien, por suerte.

Con un repertorio lleno de traición, amor, machos culebra y libertad cumbiera, el grupo –que lleva tres años y, tras varios cambios, ya tiene elenco estable– toma la forma de quinteto de la mano, el codo y el brazo de “Pepi” (en voz y güiro), Silvina “Pina” González (guitarra y coros), Rita Resano (percusión), Diego Soler (bajo) y Fernando Schaeffer (saxo y cuatro). Autodefinidos dentro de la suma “bolero+cumbia”, el repertorio que los une va en más de una dirección: rancheras mexicanas, cumbia colombiana de primera hora, merengues venezolanos y boleros. Presencia cien por ciento de América latina, sí. Folklore de cada país, tal cual. Al respecto, cuenta la guitarrista: “Está bueno interrelacionar el folklore latinoamericano, viendo qué ritmos transformar”. Porque Tumbamores no sólo reproduce temas de todos los tiempos: los modifica, los metamorfosea. Por ejemplo, un tema de Sandro (“Trigal”) pero –ojo– en versión ¡cumbia! O sea, extreme makeover de la versión gitana al grito de: “¡Ay! Trigal... Dame tu surco y dame vida / Borra mi tiempo y esta herida / Si ya es mío tu trigal”.

El bolero, por su parte, cierra desde las historias y la interpretación.

Cuenta Dillon: “Soy muy trágica y las letras súper sentidas me permiten explotar esa condición”. Por su parte, González comenta que es fácil identificarse con lo que dicen las canciones porque hablan del lugar donde todos somos iguales. “Es inevitable caer en el lugar común. En cada uno de nosotros hay un bolero”, explica la guitarrista. Entonces, será parte de la condición humana, aunque –tal como reconoce Silvina– las letras del bolero (al igual que las del tango) “no dejan a la mujer muy bien parada, postulando como mensaje que la mujer es mero objeto de deseo, algo a lo que se aspira”.

De la cumbia colombiana, en cambio, Dillon y González valoran la libertad de vínculos que promete, la poesía simple, el mensaje y la realidad que se muestra (“el entorno y la vida de los pescadores, por ejemplo”, aclara Schaeffer). En el tema “María Candela”, por ejemplo, ella –“la que baila la cumbia como ninguna”– no quiere que le agarren la cintura... “Porque cuando bailo cumbia quiero tener libertad”, canta Dillon y se siente a María Candela brotar del parlante, con toda su militancia pro-baile. “Hay un resurgir del género Cumbia, asociado –a mi entender– a que la gente se está volviendo más latinoamericana. En parte, esto se debe a la crisis económica y a otros conflictos sociales que sacudieron al país. Finalmente el argentino se hizo cargo de que es el fondo de Latinoamérica. Desde lo musical es claro: después de muchos años de rock y música en inglés, ahora se escuchan otras cosas”, plantea la cantante de Tumbamores.

La música les llegó por gusto y el repertorio, por afinidad. De todas formas, Tumbamores no va al hit seguro; apuesta al repertorio “más under”. Y, no... Luis Miguel no está incluido. “Empecé haciendo una selección de canciones de autoras femeninas o temas que cantantes mujeres hubiesen hecho conocidos”, explica “Pepi” y cuenta que –luego– salía la variación, el reversionamiento en plan “cumbia”, lo que inmediatamente se traducía en una resignificación de la letra. De las artistas que tomaron (y toman), Lila Dows es una de ellas, mujer/talento que fusionaba rancheras y jazz, o Liliana Felipe, tanguera y poeta cordobesa.

Y sobre el tango, un breve paréntesis... Cuenta la leyenda musical contemporánea que Astor Piazzolla tuvo una charla con Aníbal Troilo sobre la manera de apropiarse del ritmo, la música, las canciones. Mientras Piazzolla aseguraba que el tango era para sentarse y escuchar, Troilo sostenía la vieja hipótesis, la postura fenomenológica –si se quiere–: el tango era para bailar. Y de eso se trata Tumbamores. Porque el amor es bailar, la banda entendió que lo bonito de tocar es que la gente baile. “Es una respuesta inmediata que va más allá de lo convencional del aplauso”, explica González.

El público –en su mayoría femenino– las suele seguir para el baile en lugares como Casa Brandon, Frida Kahlo o centros culturales como Del Sur, Carlos Gardel, de la Cooperativa o Plaza Defensa, donde “la mezcla de públicos es muy interesante”, según la guitarrista. Para ella, “son distintas generaciones juntas. Está la gente joven que se engancha con el bolero desde el lugar más kitsch, tipo Almodóvar, hasta las señoras grandes que van porque es gratis y se copan con el bolero”.

Durante el 2007, Tumbamores también se presentó en la XVI Marcha del Orgullo Lésbico Gay Trans Bisexual, organizada bajo la bandera “Nuestro festejo es reclamo. Igualdad. Libertad. Diversidad” y en la inauguración de la muestra Los niños del Proceso, de la artista María Giuffra, amiga de “Pepi” Dillon, ambas Hijas. Al respecto, cuenta la cantante: “Fue el 12 de octubre, día de la Raza, y nos pareció bueno aprovechar todos los símbolos: tocar en la Casa Rosada en el marco de la muestra y hacer un tema peruano que habla sobre una esclava negra. Se lo dediqué a mi vieja, fue muy emotivo”.

Aún sin disco, en febrero comenzarán a grabar su primer trabajo como “parte de la maduración del proyecto”, tal cual explica Dillon. Un paso más para la banda que mixtura estilos y se promociona desde la web (www.tumbamores.com.ar) y el boca en boca. Mientras, ya hay plan inmediato en mente: organizar una nueva fiesta para festejar el Carnaval y “¡qué siga el baile!”, bromea la guitarrista.

Guadalupe Treibel
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Los macaquiavélicos

Casi todos hemos escuchado decir alguna vez, en referencia a algún político, que “es maquiavélico”, refiriéndose a su tortuoso modo de manejar las situaciones y las personas, o hemos oído a algún aspirante a la presidencia citar a El Príncipe, como libro de cabecera. Pero a pocos se nos ocurriría usar el término maquiavélico para calificar el comportamiento de un mono.

Sin embargo, Darío Maestripieri, un especialista en conducta de los primates y profesor de desarrollo humano comparativo y biología evolutiva en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, estudia el comportamiento de los macacos rhesus –un tipo de mono que comparte con nosotros fuertes tendencias al nepotismo y a las maniobras políticas turbias–, y afirma que su éxito como especie responde, como en el caso del hombre, a su inteligencia maquiavélica.

Maestripieri ha estudiado a los monos durante más de veinte años y escribió largo y tendido sobre su comportamiento. Lo ha hecho en Europa, en un centro de investigaciones en Atlanta, EE.UU., y en una isla de Puerto Rico, donde los investigadores establecieron una colonia de macacos rhesus con propósitos científicos y de reproducción.

Según él dice –y aunque nos duela– en lo concerniente a la conducta social algunas veces actuamos como monos. En última instancia, y por más que la sola idea moleste a los antievolucionistas que aún sobreviven, descendemos de ellos (en realidad es técnicamente más correcto decir que nosotros y los monos tenemos antepasados comunes, pero bueno).

Así lo indican los resultados de la más reciente investigación de Maestripieri, que desarrolló en el libro Macachiavellian Intelligence: How Rhesus Macaques and Humans Have Conquered the World, o en criollo Inteligencia Macaquiavélica: Cómo los macacos rhesus y los humanos han conquistado el mundo.

El padre del asunto

Niccolò di Bernardo dei Machiavelli nació en San Casciano in Val di Pesa, Italia, en 1469 y murió en Florencia en 1527. Fue diplomático, filósofo, historiador, poeta, autor teatral y un actor importante del Renacimiento italiano. Su aporte abrió camino a la modernidad en la concepción política y a la reestructuración social.

Era partidario del republicanismo, es considerado el fundador de la filosofía política moderna y uno de sus principales exponentes. Todo su sistema está expuesto en tres obras: Discursos sobre la primera década de Tito Livio, El arte de la guerra y El Príncipe. Su nombre dio origen al término “maquiavelismo”.

En El Príncipe, escrito en 1513, dice por ejemplo: “Se puede decir de los hombres lo siguiente: son ingratos, volubles, simulan lo que no son y disimulan lo que son, huyen del peligro, están ávidos de ganancia; y mientras les haces favores son todos tuyos, te ofrecen la sangre, los bienes, la vida y los hijos cuando la necesidad está lejos; pero cuando ésta se te viene encima vuelven la cara. Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio”. ¿Es esto aplicable a los monos? Veamos.

Puro macaquiavielismo

Los macacos rhesus viven en sociedades complejas con fuertes jerarquías de dominio y lazos sociales de larga duración entre los parientes femeninos. Los individuos compiten constantemente por status sociales superiores y el poder que de allí deriva. En esa competencia emplean la agresividad despiadada, el nepotismo y complejas alianzas “políticas”. También usan el sexo con estos propósitos.

Los machos alfa (individuos de la comunidad a quien los otros siguen) gobiernan a alrededor de cincuenta macacos, emplean amenazas y violencia para apropiarse de los lugares más seguros para dormir, la mejor comida, y el acceso a las hembras del grupo con las que desean tener sexo.

Como los humanos en similares situaciones, los monos dominantes usan la agresión de manera frecuente e impredecible como forma efectiva de intimidación. A los miembros menos poderosos de estos grupos los marginan y fuerzan a vivir en las fronteras del área que ocupa el grupo, donde son vulnerables a los ataques de los depredadores.

En esos lugares deben esperar a que los demás coman primero, y conformarse con las sobras. Ah, y sólo pueden practicar sexo cuando los monos dominantes no están mirando. Aparentemente, las tácticas que emplean los macacos para elevarse en el poder o mantenerlo parecen gozar de las preferencias de numerosos políticos contemporáneos.

Siguiendo con las comparaciones, los macacos machos forman alianzas con individuos más poderosos, e incluso intervienen en acciones para convertir en chivos expiatorios a monos de los escalones inferiores de la jerarquía, estrategia que un mono de rango medio puede emplear cuando está bajo el ataque de uno de mayor rango. Maquiavelismo, o si prefieren, macaquiavelismo puro.

Menage a trois

El altruismo es muy raro, y en la mayoría de los casos es sólo una forma de nepotismo, que en los humanos se refiere a la preferencia que algunos gobernantes o funcionarios públicos tienen para dar gracias o empleos públicos a sus familiares. Salvando las distancias, las madres macacas, por ejemplo, ayudan a sus hijas a alcanzar un status similar al de ellas mismas, así como a mantenerlo a través de sus vidas.

En lo relativo a la reproducción también pueden verse curiosas coincidencias. Las hembras se aseguran de tener mucho sexo con el macho alfa para incrementar las probabilidades de que él proteja a las crías que nacerán seis meses después, y cuyo padre verdadero puede ser otro mono.

Pero, aunque practiquen mucho sexo con el macho alfa y le hagan creer que será el padre de sus crías, también lo hacen con otros machos del grupo. A espaldas del alfa, por supuesto. Esto les sirve como precaución para el caso de que el macho alfa sea estéril, fallezca, o pierda su poder antes de que nazcan los bebés.

Y qué decir de las batallas por el poder. Dentro de un grupo a veces culminan en una revolución, en la cual todos los miembros de la familia más dominante son atacados de repente por familias enteras de subordinados. Estas revueltas finalizan con cambios drásticos en la estructura de poder de las sociedades de los rhesus. ¿Les suena conocido?

Dios y patria... o muerte

El “patriotismo” –con perdón de la osadía– también está presente entre los monos, y no tiene nada que envidiarle al de los humanos. Cuando un grupo de macacos rhesus se enfrenta a otro y empieza una guerra –algo frecuente porque les desagradan los forasteros–, todas las diferencias jerárquicas y las enemistades se dejan de lado. Entonces, todos los monos del grupo, hasta los de menor rango, se unen para defender a su “patria” luchando con la máxima agresividad posible contra el enemigo.

Según Maestripieri, lo que los macacos rhesus y los humanos podemos tener en común es que muchas de nuestras predisposiciones psicológicas y conductuales han sido modeladas por una competencia intensa entre individuos durante la historia evolutiva de estas especies. Los grupos de rhesus son capaces de funcionar como ejércitos, al mejor estilo de los humanos, y esto puede explicar por qué estos monos han tenido tanto éxito al competir contra otros primates.

Del mismo modo, la presión para hallar soluciones maquiavélicas a los problemas sociales pudo también haber impulsado la evolución de cerebros humanos mayores.

"Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos"

“Nuestra inteligencia maquiavélica no es algo de lo que podamos sentirnos orgullosos, pero quizá sea el secreto de nuestro éxito como especie. Si contribuyó a la evolución de nuestros cerebros más grandes y habilidades cognitivas complejas, también contribuyó a la evolución de nuestra capacidad para realizar actividades intelectuales superiores y de nobleza espiritual, incluyendo nuestro amor y nuestra compasión por otras personas”, Maestripieri dixit.

A esta altura de la exposición seguramente ya nos sentimos un poco incómodos, molestos u ofendidos por esta cercanía, al menos en ciertas formas, con nuestros predecesores evolutivos. Que nos comparen con macacos no resulta muy simpático. Un tropel de argumentos acuden a nuestra mente sobre las simplificaciones exageradas que se hacen cuando se trata de comparar el comportamiento animal, por más que sea el de una especie bastante desarrollada, y el humano.

“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”, decía Maquiavelo en El Príncipe, allá lejos y en el Renacimiento. En lo que a puras apariencias se trata, aun a comienzos del siglo XXI, las cosas no parecen jugarle muy a favor al homo sapiens.

Ricardo Gomez Vecchio

Entre "EL Principe" y la conducta de los monos

Darío Maestripieri es profesor asociado del Departamento de Desarrollo Humano Comparado y Biología Evolutiva, de la Universidad de Chicago, Estados Unidos. Su interés en investigación se centra en la biología del comportamiento desde una perspectiva comparativa. Parte de su investigación examina los aspectos neuroendocrinos, ecológicos y evolutivos del comportamiento social en los primates. Otra línea se dedica a examinar los aspectos evolutivos del apareamiento y la paternidad. Tiene más de 130 trabajos científicos y cinco libros publicados desde 1988 a la fecha. Fue distinguido por la American Psychological Association con un premio científico por su temprana contribución profesional a la Psicología y también fue premiado por el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos. Es miembro de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.


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Ecologistas... hasta más allá de la muerte

En Estados Unidos, cada vez más personas abogan por tener un descanso eterno más respetuoso con el medio ambiente: los entierros naturales, es decir, los que eliminan en lo posible la utilización de ataúdes y productos químicos para embalsamar, están ganando popularidad.

Joe Sehee, presidente de la organización Green Burial Council, dedicada a la promoción de los entierros ecológicos, asegura que la demanda "está aumentando a medida que la gente se informa más sobre este tema". En su opinión, los ciudadanos de EEUU se están dando cuenta de que pueden conseguir "el tipo de entierro que ellos quieren y sin generar contaminación".

De hecho, según una reciente encuesta de Asociación de Jubilados de los EEUU [AARP por sus siglas en inglés], con más de 35 millones de miembros, un 21% de los mayores de cincuenta años prefiere un tipo de entierro más respetuoso con el medio ambiente.

Muere como un 'verde'

La alternativa es volver a la tierra de la forma más natural, sin ataúd ni embalsamamiento, una opción que, por el momento, sólo es posible en unos pocos camposantos de los EEUU.

Un entierro "verde" puede resultar también mucho más económico para las finanzas de los difuntos y las de sus allegados vivos: mientras que en un funeral tradicional sólo el féretro puede costar unos 8.000 dólares, los entierros ecológicos cuestan entre 300 y 4.000 dólares (entre 200 y 2.700 euros), dependiendo del precio del suelo donde se decida reposar eternamente.

Pero para aquellos a los que lo de volver a la tierra sin ataúd les resulte demasiado frío, una buena opción son los sarcófagos biodegradables. Natural Burial Company es una firma que fabrica féretros biodegradable europeos como el 'Ecopod', construido con papel reciclado, o el modelo de madera 'EveryBody Coffin', un ataúd cuya simplicidad recuerda a los ataúdes de los campesinos de la Edad Media. Ta trabajan en modelos realizados en madera, papel reciclado y mimbre.

¿Para qué sirve?

Las ventajas medioambientales son grandes en comparación con los entierros tradicionales, ya que quedan muchos restos de los fallecidos que reposan en los cementerios: según datos del Green Burial Council, en los entierros tradicionales en EEUU se emplean cada año 82.000 toneladas de acero, unas 2.500 toneladas de bronce y cobre y 1,4 millones de toneladas cemento.

Además, los procesos de embalsamamiento suponen residuos de hasta 3,1 millones de litros de fluidos basados en un componente llamado formaldehído, un compuesto calificado como probable agente cancerígeno. Según Green Burial Council, este componente puede acabar filtrándose hasta las aguas subterráneas, además de suponer un riesgo para los trabajadores de las funerarias.

20minutos.es

Etiopía: enigmas y tesoros de una tierra prometida

De un largo viaje por Africa, Etiopía sería el país más singular. Todo allí es único: la lengua, las comidas, los rasgos de la gente y su particular fe cristiana.

Después de pasar por Sudán, el cambio fue drástico; de la soledad del desierto a la sobrepoblación de un país montañoso. Ya desde la frontera nos llamó la atención la cantidad de niños, muchos de ellos bebes llevados por sus madres, atados en las espaldas.

Mientras uno hacía los trámites de migraciones, el otro practicaba las primeras palabras en amárico, la lengua local. Por ejemplo, seulam, que quiere decir hola, y ameuseugenallô, que significa gracias. Sin embargo, lo primero que escuchamos fueron pedidos en inglés, como ¡give me pen!

Etiopía nunca fue colonizada y tampoco se sabe mucho sobre su origen, aunque la creencia local lo establece a partir de una referencia bíblica a la reina de Saba (ver recuadro).

Empezaríamos a conocer más sobre su peculiar cultura en la ciudad de Gondar, antigua capital etíope, a 2200 metros de altura y con una temperatura agradable.

En 1636, el rey Fasiladas estableció en Gondar su sede de gobierno e inició la construcción de los castillos que hoy son el sello distintivo de la ciudad. Allí tuvimos el primer contacto con la religión Ortodoxa Etíope, en la iglesia Debre Berhan Selassie, con sus vibrantes pinturas y los 104 ángelesque sonríen desde el techo. En las paredes, además de santos, se ven el infierno y al profeta Mahoma en un camello guiado por el diablo. El arte religioso etíope, con sus fuertes colores y sus dibujos estilo naïf, parece tomado de un libro de historietas. Unos 150 kilómetros al Norte está el Parque Nacional de las Montañas Simen.

Llegar allí implica transitar por serpenteantes caminos de ripio con vertiginosas vistas de hasta 4300 metros de altura. Este parque es conocido por ser hábitat de animales como la cabra de Abisinia, los monos gelada y el endémico lobo etíope. Los geladas, que en grandes grupos cepillan la zona en busca de semillas, son fáciles de descubrir y pueden entretener durante horas. A las cabras se las ve generalmente desde arriba, en las salientes de los precipicios. Lo más raro es el lobo, ya que se cree que no hay más de setenta ejemplares en todo el parque. Pero tuvimos suerte.

Ruta con historias y leyendas

Siempre por la ruta histórica, hacia el Norte, un camino ondulado lleva hasta Axum, otra antigua capital del país. A pesar de que la leyenda sobre la reina de Saba la sitúa en el siglo X a.C., lo único que se sabe con certeza es que hacia el año 400 a.C. empezó a proliferar allí una civilización. La ciudad dominó el comercio entre Asia y Africa cerca de mil años, decayendo a partir del surgimiento del islam. Hoy, su mayor atracción son los obeliscos, en excelente estado. Enormes monolitos de granito esculpido reflejan el poder de las familias gobernantes de ace 1800 años. Figuras en relieve de ventanas, puertas y hasta picaportes dan cuenta del estilo propio de Axum.

Cerca, el pueblo de Adwa rememora la batalla más ilustre de un pueblo africano. En 1896, cuando los italianos colonizaban lo que es hoy Somalia e intentaban dominar el norte de Etiopía, el rey Menelik II ordenó a sus súbditos resistir. Su victoria en Adwa es conmemorada cada año.

Hacia el Este está el pequeño pueblo de Yeha, cuyo simétrico templo es un ejemplo de las influencias yemeníes en la cultura etíope. Al no haber hoteles allí, nuestra mejor opción era acampar en el enclave de la iglesia. Al preguntar al párroco a qué hora se daba misa al día siguiente, la respuesta fue: Termina a las dos de la tarde.

Lo que nadie mencionó fue a qué hora comenzaba. A eso de la 1 de la mañana escuchamos unas cuantas campanadas y luego los pasos de los feligreses.

Alrededor de las 2 empezarían los cantos. Los hombres dentro de la iglesia; las mujeres, vistiendo blancosmantos sobre sus cabezas, permanecían afuera. A las 7, sin haber pegado un ojo, fue hora de irse, y los fieles seguían cantando...

Hacia el Sur quedan las singulares iglesias de Lalibela. Talladas en la roca, las once iglesias conforman uno de los sitios histórico-religiosos más peculiares del mundo. Para quien sepa de Petra, en Jordania, se puede decir que Lalibela es similar, salvo por el hecho de que las iglesias no fueron talladas en una pared de roca, sino directamente en el suelo, excavando la roca basáltica y descendiendo unos quince metros. Se sabe que datan del siglo XII o XIII, de los tiempos del rey Lalibela, y que intentan reproducir a Jerusalén, que había caído en manos de los musulmanes. Lo que no se sabe es quién las construyó ni cuánto tiempo llevó hacerlo.

Las iglesias más interesantes son Bet Maryam, con sus frescos en paredes y techos; Bet Golgotha, de acceso prohibido a las mujeres; Bet Mikael; Bet Amanuel, una de las mejor conservadas, y Bet Giyorgis, la pieza maestra de todo el complejo, con su perfecta forma de cruz.

El precio de la entrada sorprende, ya que es mucho más alto que en otros sitios históricos. Al preguntar al responsable de la iglesia local, propietaria de las iglesias de Lalibela, a qué se destinaban estos fondos, la respuesta fue, sin vueltas, "a los sueldos del clero". Afuera, en las calles, niños y ancianos piden para poder comer...

Addis Abeba, la actual capital, es moderna. La gente aquí se viste con ropas occidentales y las jóvenes parecen salidas de los clips de MTV.

También hay muchos extranjeros ya que la ciudad es sede de varias organizaciones de ayuda, además de la Comisión Económica para Africa, de las Naciones Unidas.

Hacia el lejano sur

Hacia Kenya había dos alternativas: la ruta asfaltada hasta Moyale, o las más exóticas y a veces intransitables pistas por el valle del Omo, con sus variadas tribus indígenas, que resultaban más interesantes. En el camino quedaba Shashemene, con sus rastas venidos de Jamaica.

¿Qué hacen jamaiquinos en Etiopía?

La historia es tan descabellada como real. En la década del 20, el líder jamaicano Marcus Garvey empezó a promover la idea de volver a los orígenes, regresar a Africa. Cuando, en 1930, Haile Selassie fue coronado emperador de Etiopía, muchos vieron la antigua profecía bíblica que dice que los reyes vendrán de Africa hecha realidad. En Jamaica nacería una nueva religión que identificaba al flamante emperador de un país africano independiente como a un dios. La nueva fe adoptó entonces su nombre de nacimiento: Ras Tafari.

Así, en 1963, Selassie regaló tierras en Sashemene a los jamaiquinos y desde entonces hay una población rasta estable. Hoy algunos tienen una especie de museo; en realidad no son más que posters de Bob Marley y de Su Majestad, como llaman todavía a Selassie. Allí, un rasta de unos 70 años nos explicó los principios de su movimiento.

Luego de visitar la zona de los lagos y el Parque Nacional de Nechisar, con sus cebras, kudus y monos, tocaba internarse en zonas rurales con poblaciones casi aisladas del mundo moderno. Fue como aventurarse en el pasado. Si bien hay transportes y algunas edificaciones nuevas, la mayoría vive de acuerdo con sus tradiciones, en casas de adobe y vistiendo pocas ropas con muchos abalorios. Los hamar, por ejemplo, se destacan por su afición por las cuentas de colores y los ornamentos en la cabeza. Algunos hombres llevan plumas y es muy común verlos con rifles al hombro. Las mujeres tiñen su cabello de marrón rojizo y visten faldas de cuero y collares de caracoles.

Llegar a Jinka es como arribar al fin del mundo. La ruta hasta allí está en permanente construcción y a veces queda bloqueada por camiones atascados en los ríos. Si llueve es directamente intransitable. Los sábados, el día del mercado, Jinka se transforma. Gente de diversas tribus camina hasta allí para vender productos: frutas, verduras, aguardiente artesanal, ropa, zapatos. Los mursi son los más exóticos. Oscuros, altos y lánguidos, llevan pocos ornamentos.

Son sus mujeres las que se destacan ya que usan una especie de plato que se coloca en una incisión entre el labio inferior y la mandíbula.

Cuando no lo usan, el labio queda colgando inerte cerca del mentón. Lo curioso es que son conscientes de su rareza y la explotan cobrando a los turistas que quieren fotografiarlas. Son incluso muy duras al negociar.

Aquellos días en el sur del valle del Omo, por los remotos caminos entre Jinka y Turmi, y luego hacia Omorate, serían memorables. En Jinka se nos unió Klaas, un holandés con otro Landcruiser. Así que, con dos vehículos, los atascos o fallas mecánicas serían más fáciles de solucionar. Pero todo salió bien y nos dedicamos a disfrutar de los encuentros con los locales, que rara vez habían visto turistas y se mostraban sumamente curiosos.

En Omorate, un pueblito a orillas del Omo, hay un puesto de migraciones y un par de hoteles donde incluso e puede conseguir combustible, traído en barriles. Fue la despedida de Etiopía. Desde allí una huella mínima se internaba en Kenya, cerca del lago Turkana.

María Victoria Repetto

La Reina de Saba y el Arca de la Alianza

Muchos de los misterios históricos y arqueológicos en Etiopía se explican por medio de leyendas. Los etíopes creen que sus orígenes se remontan a tiempos de la reina de Saba, que es mencionada tanto en el Antiguo Testamento como en el Corán. Hoy se supone que vivió en el siglo X a.C. y que su reino estaba entre Etiopía y Yemen.

Se dice que, atraída por la sabiduría del rey Salomón, la reina acudió a él en busca de consejo llevando consigo especias, oro y piedras preciosas. Salomón le aseguró que su consejo sería gratuito, que sólo si tomaba algún bien de Israel le exigiría una retribución.

La noche previa al retorno de la reina a Saba, el astuto Salomón ordenó cocinar manjares con abundante sal y colocó un vaso de agua junto a la cama de la reina. Al despertar, sedienta, ella tomó el agua, uno de los bienes más preciados de Israel, por lo que Salomón exigió ser compensado.

Y así fue cómo la reina volvió a Saba embarazada de su hijo Menelik, que sería el primer rey de Etiopía.

La leyenda cuenta también que Menelik volvió a recibir educación en la tierra de su padre. Pasado un tiempo, decidió retornar a Etiopía llevándose la famosa Arca de la Alianza, con las tablas de los mandamientos. Aún hoy los etíopes dicen que el Arca permanece en la iglesia de Santa María de Sión, en la ciudad de Axum, pero que sólo está permitido verla a los sacerdotes del templo.


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La cultura solidaria busca el Nobel

Están felices. Más allá de la nominación en sí, los emociona el reconocimiento a una nueva forma de comprometerse con los otros. El Comité Nobel de Oslo aceptó la postulación para el premio Nobel de la Paz de Red Solidaria, una organización civil creada hace casi 13 años, que dio forma a un nuevo modelo de participación social.

"La red funciona por el compromiso y la respuesta de todos los argentinos. Por eso creemos que esta nominación es un reconocimiento al avance y al compromiso que tuvo la Argentina como sociedad", asegura el coordinador local de la red, Manuel Lozano.

La postulación fue realizada por el director de la cátedra de Educación para la Paz y la comprensión internacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Marcelo López Birra. En los fundamentos, Birra destacó "la esencia, la motivación y la acción de la entidad argentina, que se relaciona con la cultura del servicio, con la cultura del prójimo, y con la participación y la comunidad".

A punto de cumplir sus 13 años de vida, Red Solidaria nació de la preocupación del veterinario Juan Carr y cuatro amigos. El objetivo era unívoco: si lograban salvar una sola vida, estaban conformes. La idea era crear un mecanismo que permitiera dar respuesta rápidamente, sin intermediarios que dilataran la ayuda.

La propuesta tuvo una respuesta inesperada. Cada pedido de ayuda recibe miles de respuestas. "Por eso queremos compartir esta noticia con todos los que se sienten parte y también con los que no saben que son parte, pero a diario edifican y construyen una sociedad para todos", dice Carr, que hoy es director de Red Solidaria en América latina.

Es que sumando voluntades de a una consiguieron números impresionantes. En estos años de andar, recibieron 230.000 llamadas y más de 99.000 e-mails. Y cuentan con humildad.

"Acompañamos a 110 pacientes trasplantados, colaboramos con 18.000 personas, que necesitaban medicación oncológica y 700 pacientes con sida -enumera Carr-; ayudamos a 230 escuelas rurales, junto con Missing Children participamos de la búsqueda de 2300 chicos y colaboramos para encontrar a 190 jóvenes y adultos perdidos."

La red tuvo picos extremos de convocatoria. La última fue durante el regreso de Soda Stereo a los escenarios: 10.350 personas se anotaron para donar un día de su vida a partir de abril de este año luego de ver la invitación que Red Solidaria lanzó durante los recitales. En una de las crisis de seguridad, a su iniciativa "Tres minutos para decir basta" se sumaron seis millones de personas y cerca de 10.450.000 aportaron su ayuda para los afectados por las inundaciones en Santa Fe, en 2003.

"Estamos en un momento de crecimiento exponencial -se alegra Carr-. Estamos presentes en 23 países y en 79 ciudades, nuestro sueño es estarlo en las 850 del país. El que sabe lo que hacemos, quiere sumarse."

La red trabaja en varios frentes: adultos mayores, cárceles; chicos, jóvenes y adultos perdidos; violencia doméstica, seguridad vial, trasplantes, escuelas rurales, hogares de chicos y de madres, medio ambiente. Su página es www.redsolidaria.presencia.net

Segunda nominación

No es la primera vez que se acercan al Nobel de la Paz. El año pasado, la Unesco de Argentina propuso a Carr para el premio. Pero lo ganó el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, por su trabajo para generar conciencia sobre los riesgos del cambio climático.

"Es una alegría enorme, una emoción muy grande, porque la red no es una organización, sino un hecho cultural y funciona por la respuesta de todos los argentinos que se comprometen en cada campaña", agrega Lozano, que hace cinco años, cursó en la Cátedra de Solidaridad, que dicta la red. "Tenía 19 años y se resistían, pero a fuerza de insistir me aceptaron como voluntario", se ríe.

"Estamos muy contentos. Es increíble pensar en llegar a esta nominación cuando recordamos cómo se inició", explica Silvia Romero, una de las "históricas" voluntarias. Uno de sus perros era paciente de Carr y él la invitó a sumarse. "Era un trabajito de hormiga y la gente se fue enganchando. Juan me pidió que atendiera el teléfono los lunes a la mañana", dijo Romero, que todavía es parte del voluntariado telefónico de la red.

Ese trabajo ya dio sus frutos. "Si logramos aportar para que en nuestra sociedad el dolor no se muestre indiferente, vamos por buen camino. Porque, en realidad, la red somos todos", se emociona Lozano.

Es casi imposible saber cuánta gente integra la red. Ya cuenta con cerca de 50 redes en el interior y las manos se multiplican como por arte de magia cuando aparece una necesidad concreta. "La respuesta siempre es increíble. Esta nominación es también un reconocimiento a muchas organizaciones que trabajan a la par nuestro y nos han apoyado", afirma Lozano.

Si uno de los requisitos de cualquier organización es la estructura, nadie podría decir que la red lo es. Buenamente anárquicos, la red funciona sin jerarquías. Por eso en la postulación se habla de que es un hecho cultural más que una organización. "Su esencia, su motivación y su acción se relaciona con la cultura del servicio, del prójimo, del otro, de la participación y de la comunidad", explica Carr.

Habrá que esperar hasta octubre, cuando se conozcan los ganadores. De todos modos, ya se sienten galardonados. "Si el primer objetivo era salvar una vida y salvamos muchas, la Argentina ha mejorado. Cada logro nuestro es el logro de la sociedad -sostiene Lozano-. Esto va más allá de los que trabajan en la red. Este es un premio para los que luchan por una cultura solidaria."

Cynthia Palacios
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Pablo Amster: "La matemática condensa todas las incertidumbres del ser humano"

El libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos, afirmó Galileo. Ya antes, en la antigüedad griega se había concebido las relaciones numéricas como esencias que la apariencia esconde. La religión, la ciencia y la estética se nutren de la matemática. Mientras tanto, una mala pedagogía suele dificultar el acceso placentero al mundo de los números y las formas puras.

Pablo Amster trabaja en dos dimensiones. Por un lado es un investigador especializado y, por el otro, cuenta en sus libros para un público masivo cómo se puede descubrir la belleza del universo matemático.

Novalis escribió que la matemática pura es una forma de religión. ¿Qué le parece?

Desde el punto de vista de su origen histórico, la matemática, por supuesto que tiene vinculación con lo religioso. La matemática de los babilonios era una mezcla de juego y religiosidad. Los pitagóricos tenían una concepción mística del mundo en la que la matemática era esencial, ya que todo estaba expresado a partir del concepto de número. Después, la matemática se alejó de esas perspectivas.

¿Hay también filosofía?

A partir de una crisis que hubo a fines del siglo XIX y principios del XX, se separaron varias corrientes filosóficas de la matemática, de las cuales las dos más conocidas son el platonismo y el formalismo. El platonismo postula la existencia de las entidades matemáticas en el mundo ideal. En cambio, el formalismo considera que todo es pura combinación de signos. El matemático típico es platónico los días de semana y formalista los domingos. Cuando uno está en el día a día trabajando, dice: "Agarro un plano, lo intersecto con una esfera", y todo eso tiene existencia. Y el día que se deja de trabajar, el domingo, cuando se piensa sobre lo hecho, uno se da cuenta de que es pura abstracción, pura letra.

¿La ciencia moderna se encargó de darle cuerpo, materia a esa letra matemática?

Sí. Y está muy bien que la matemática esté al servicio de la ciencia, o que sea el lenguaje de la ciencia, pero mi concepción de la matemática es más cercana al arte, a la creación pura. Precisamente, los formalistas que mencionaba antes se despreocupan del éxito de la matemática, de su aplicación para resolver problemas del mundo. Claro que hay también matemática aplicada. Pero para mí, la matemática es un lenguaje que me permite crear y expresar cosas.

La matemática influyó sobre el ideal de belleza a través de la noción de simetría. ¿Esta idea sigue dominando las perspectivas de los matemáticos?

Es indudable que la cuestión de la simetría es atractiva. Pero también hay disimetrías que resultan muy atractivas y que pueden transformarse en patrones de belleza. Hablar de la simetría es un lugar común, y se deja mucho afuera.

¿Podríamos pensar, entonces, que hay dos modelos de belleza matemática. Uno clásico y simétrico, y otro dionisíaco, asimétrico, vinculado al surgimiento de números irracionales?

Sí. No es una clasificación muy formal, pero diferencia belleza clásica de belleza romántica. Y justamente lo clásico es lo acabado, aquello que guarda simetrías, donde las cosas funcionan bien. Es un mundo muy ideal. Lo romántico, en cambio, tiene que ver con lo inacabado, lo incompleto. El surgimiento del número irracional, por ejemplo, es algo que aterrorizó a los griegos.

¿Cómo?

Se hizo todo un mito con la historia de que al que descubrió los irracionales lo mataron. Es una invención. Pero, en realidad, los pitagóricos entendían al número como un número racional, como un cociente de cantidades enteras. Y toda su concepción del mundo se basada en esos números. Pero, a partir del propio teorema de Pitágoras se llega a que hay una magnitud que tiene que ser la raíz cuadrada de dos; entonces, cuando los propios pitagóricos pudieron demostrar que ese número no era racional, se conmocionó todo su sistema, esa manera de pensar el mundo. Suele contarse que ante ese descubrimiento la decisión que tomaron fue ocultarlo.

¿La historia de la matemática puede pensarse como el surgimiento de sucesivas asimetrías, irracionalidades y limitaciones, desde los griegos hasta el siglo XX?

Creo que sí. Por eso es interesante estudiar la matemática y su historia, sus procesos de idas y venidas. La matemática está muy asociada al ser humano y a todas sus vacilaciones. La matemática condensa todas las incertidumbres del ser humano.

¿Como los poemas de Borges?

Borges se sintió cautivado por la matemática y tiene muchas referencias a ella en sus textos. En sus ensayos, él hablaba de los infinitos y la lógica. En su biblioteca estaba el libro Matemáticas e imaginación, de Edward Kasner y James Newman, del cual él escribe un prólogo muy lindo. Se declaró amante de la matemática, se entusiasmó con la cábala y con un montón de cosas que están ligadas a conceptos matemáticos.

¿Y Fernando Pessoa?

En el caso de Fernando Pessoa hay más asociación libre. Hay una idea casi troncal en él, que es la que da origen a sus heterónimos y que si uno la lee de cierta manera, es muy parecida a una paradoja matemática. O sea, cuando Pessoa, siendo poeta, dice que el poeta es un fingidor, aparece la paradoja del mentiroso.Si aparece una paradoja, surge una inconsistencia en el sistema. Entonces, hay que arreglarla de alguna forma. Y lo que las paradojas muestran es que la matemática marca sus propios límites. Hay unos teoremas cruciales, en la lógica del siglo XX, que son los teoremas de Gödel. Dicen, en algún sentido informal, que hay cosas verdaderas que no se pueden demostrar dentro del sistema. O sea, que la propia lógica está poniendo los límites al sistema formal.

¿Cómo se vincula el producir saber matemático con sentimientos y valores subjetivos?

Por un lado, está el matemático ideal, aquel que produce matemática sin desgaste. Hubo un grupo de matemáticos que propusieron una especie de corpus matemático en el cual los miembros cambiaban y funcionaba como un matemático ideal. Incluso planteaban la idea de un dios matemático, que funcione como regulador, que dice qué es lo que está bien y lo que está mal. Ahora, esa idea del matemático ideal contrasta con el matemático ser humano, que tiene desgaste, le falla la memoria o tiene cuestiones emocionales que hacen que se trabe años en algún aspecto o se equivoque. El error es algo que a un matemático ideal no debería ocurrirle. Pero para mí, sucede lo contrario: la matemática es profundamente humana. La concibo como una larga e incierta introspección, lo cual también significa que la matemática dice más de nosotros que del mundo.

¿Cómo un chico puede acceder a ese registro de belleza que está presente en las matemáticas? La escuela parece provocar lo contrario.

Esto viene de lejos. Pero es necesario superar ese odio que se tiene por la matemática. A mí lo que me gusta, cuando transmito ideas de matemática a gente que no es matemática, es relacionarla con cosas que a esas personas les parezcan interesantes. Si les gusta la literatura, seguramente les voy a hablar de Borges o Pessoa. Y en el caso de los chicos, me gusta conectar la matemática con cuentos. O sea, más que mostrar desarrollos matemáticos, mostrar que la matemática está en toda nuestra vida.

En general, suelen oponerse los cuentos a las cuentas.

Pero el origen de la palabra es el mismo. En hebreo y en árabe se usa la misma palabra para contar un cuento o contar números. De hecho, en hebreo las letras son también números. La matemática es un lenguaje bien hecho. El asunto -aquí es donde aparece la dificultad- es que para poder vivenciar la belleza matemática, para poder apreciar la belleza de un teorema, uno tiene que meterse en ese lenguaje.

En música, en arquitectura, en física, parece imprescindible conocer matemática. Un registro básico para emprender cualquier construcción. Diferente es su caso. ¿Qué es ser un matemático dedicado a las matemática puras? ¿Es la tarea de un monje, la de un grupo de iniciados?

Me dedico a un área que se llama ecuaciones diferenciales. Es cierto, resulta difícil trasmitirle a personas normales qué es lo que yo hago.... Pero no somos monjes que nos reunimos a dilucidar cuestiones esenciales sino que charlamos de problemas matemáticos, que a veces provienen de alguna aplicación, a veces no. Se trata de desarrollar la matemática sin pensar en su uso, y lo que uno hace es publicar trabajos que leen otros matemáticos.

¿Cómo imagina los desarrollos de la matemática en este siglo?

Es un poco difícil de imaginar. El tema que cada uno va trabajando se ha hecho cada vez más chiquito. Por eso es difícil pensar en un matemático como Gauss que sea capaz de resolver problemas brillantes de áreas muy distintas. Hay un montón de preguntas abiertas y ahora los resultados son cada vez más parciales.

Claudio Martyniuk
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