lunes, 18 de mayo de 2009

¿Hacia dónde evolucionamos?

Un niño juega con una mascota robot que le responde emocionalmente, mientras se prepara para asistir a una clase del colegio, a través de Internet, en 3D. A estas alturas, tiene tantos amigos virtuales como reales, y es difícil distinguir a unos de otros.

Hace tiempo que los robots reemplazaron a los empleos en la agricultura y la industria, y hasta las guerras son virtuales (comandadas desde la computadora), aunque de accionamiento real. Los sistemas inteligentes toman decisiones en áreas de seguridad y control del tránsito. Y el uso de chips implantados en los reclusos permite controlarlos sin necesidad de construir cárceles. También hay prótesis comandadas por el cerebro que permiten mover miembros a partir de impulsos eléctricos, y piel artificial con sensibilidad al tacto y a la temperatura. La regeneración de órganos dañados a partir de tejidos propios y las terapias génicas son las mejores armas contra el cáncer y la diabetes.

No es El mundo feliz de Aldous Huxley; tampoco un capítulo de la trilogía Matrix. Es un día cualquiera de 2042. Las descripciones figuran en el informe prospectivo que elaboraron los futurólogos Ian Neild e Ian Pearson para la British Telecom en 2005, y contiene predicciones hasta el año 2100. Algunas parecen inverosímiles, otras, simplemente escalofriantes. Pero todas las innovaciones mencionadas ya han sido desarrolladas o se encuentran en etapas avanzadas de investigación.

Según el reporte, cuya versión actualizada se lanzará el año que viene, el futuro nos depara no pocas sorpresas. El propio Ian Neild adelanta algunas a LNR.

“Gracias a la virtualidad, vamos a poder recrear lugares, situaciones y personas de nuestra infancia, viajar a lugares como el Everest o hacernos una escapada a la playa durante la pausa del almuerzo”, comenta Neil por correo electrónico. “El back up cerebral permitirá ampliar la memoria y la velocidad de procesamiento del cerebro recurriendo a biocomputadoras externas. También se podrá hacer una «copia de seguridad» e implantarla en otro organismo, por si se sufre algún daño o para conservarla para la posteridad.”

Si nos parecen descabelladas estas ideas, imaginemos volver 30 o 40 años atrás y explicar el auge de Internet, la telefonía móvil, los implantes cocleares que devuelven la audición a personas sordas, la clonación de especies animales y vegetales o las técnicas no invasivas para tomar imágenes del cerebro. “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, decía el científico Arthur Clarke en su libro Profiles of the Future, de 1961.

En los últimos 40 años, el hombre llegó a la Luna y exploró galaxias de las que se desconocía su existencia. La primera computadora, Colossus, tenía el tamaño de una habitación y el mismo poder de cómputo de la actual Xbox 360, que se usa para jugar y cabe en la palma de una mano. ¿Cómo serán las máquinas, las tecnologías, la industria y la ciencia en un futuro no muy lejano? ¿Cómo seremos nosotros, y nuestros hijos y nietos?

“Estaremos haciendo las mismas cosas, pero cambiará mucho el cómo las haremos”, aseguran Pearson y Neil, quienes identificaron seis grandes áreas de enorme potencial en las próximas décadas. A saber:

1. Biotecnología

Dentro de 30 o 35 años “estarán llegando al público tecnologías y productos que hoy se encuentran en fase experimental”, profetiza Alberto Díaz, especialista en biotecnología y director del programa de Transferencia e Innovación Tecnológica de la Universidad Nacional de Quilmes y del Instituto Leloir. Por ejemplo, tejidos y órganos de reemplazo, y bacterias para producir medicamentos personalizados. Las terapias génicas permitirán reemplazar genes ausentes o defectuosos que provocan enfermedades tales como la hemofilia y ciertas inmunodeficiencias. También estarán disponibles biosensores que usan enzimas, anticuerpos y/o células para identificar y cuantificar moléculas de interés para el medio ambiente, la producción y la salud. Colocados dentro de nuestro organismo, permitirán detectar tempranamente procesos neoplásicos, diabetes, aterosclerosis, entre muchos etcéteras.

Otro de los avances fundamentales será el poder contar con alimentos funcionales (aquellos que contienen sustancias beneficiosas para la salud) “a la carta”, según el genoma de cada uno.

El de los biomateriales es un campo que hoy se empieza a explorar y experimentará enormes avances: ya hay bioplásticos que se degradan en poco tiempo, a diferencia de los plásticos convencionales. La biotecnología industrial permitirá fabricar materiales similares a los de la naturaleza (fibras delgadas y resistentes como la telaraña o adhesivos como los de las medusas). Y las biorrefinerías producirán combustible para un mundo sin petróleo.

2. Nanotecnología

El reino de lo infinitamente pequeño dará lugar a la próxima revolución industrial. “La nanotecnología trabaja a escalas de entre 1 y 100 nanómetros [un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro]. Así se obtienen telas que no se ensucian, pinturas resistentes a la corrosión y nuevos sistemas de diagnóstico de enfermedades y administración de medicamentos”, señala Ernesto Calvo, profesor de la UBA, investigador y coordinador del Centro Argentino-Brasileño de Nanociencia y Nanotecnología.

A escala tan pequeña (como punto de referencia, un cabello tiene 80 mil nanómetros), la materia se comporta diferente, y se consiguen productos y estructuras con propiedades y usos hasta ahora desconocidos. En el mundo “nano” no rige la Ley de la Gravedad, sino las leyes cuánticas. Si un electrón se lanza contra un muro, en lugar de chocarlo, lo traspasa.

La salud y la cosmética son las áreas de punta para esta nueva ciencia, y de hecho ya se producen desde cremas antiage hasta kits de diagnóstico basados en las propiedades ópticas de las nanopartículas y terapias inteligentes desarrolladas a partir de nanopartículas que atacan los tumores actuando por absorción de luz o liberando calor o radiación para destruir las células malignas.

El premio Nobel de Física de este año les fue otorgado al francés Albert Fert y al alemán Meter Grünberg por su descubrimiento de la magnetorresistencia, que dio lugar a uno de los primeros productos nanotecnológicos en lectoras de DVD, CD y MP3 (nanoestructuras en capas de diferentes materiales magnéticos).

En 5 años más, un 15% de todos los productos tendrá algún componente o proceso de producción basado en la nanotecnología. Y en cuatro décadas más, los nanoproductos serán mayoría.

3. Reemplazo de órganos

Las terapias regeneradoras y la ingeniería de tejidos “permitirán reemplazar partes dañadas de distintos órganos”, opina el cirujano Alejandro Nieponice, director de la Unidad de Traducción Clínica del Hospital Austral y asistente del Instituto McGowan de la Universidad de Pittsburg. “Hoy ya existen ensayos clínicos que están testeando el cultivo de hepatocitos en membranas extracorporales (biorreactores), para dializar a los pacientes con falla hepática, a la espera de un trasplante. Y los parches de tejido de miocardio permiten mejorar la función de un corazón dañado sin necesidad de trasplantar todo el órgano”, dice Nieponice. “Los corazones artificiales, que en 1970 parecían extraídos de una novela de Julio Verne, hoy son parte de la práctica diaria en los servicios de trasplante”, señala, y concluye: “Si la medicina regenerativa cumple las expectativas y gran parte de los hallazgos experimentales pueden reproducirse en los pacientes, el número de trasplantes y de donantes de órganos tenderá a disminuir”.

4. Informática y telecomunicaciones

En el futuro, “la potencia informática se multiplicará por 16 mil, las velocidades de conexión y transmisión de datos pasarán de los 2 megas actuales a 100 terabytes por segundo (1 terabyte son 1 billón de bytes, un 1 con 12 ceros)”, según establece el informe prospectivo Las TIC en 2026, elaborado por los grupos españoles Prosodie y Gesfor, enfocados a la consultoría y el desarrollo de sistemas de comunicaciones.

Esta colosal expansión de la capacidad informática y de almacenamiento se acompañará de la explosión de las identidades virtuales que cada persona se creará en Internet. Los móviles serán el medio de identificación y pago más habitual. Y habrá dispositivos de traducción vocal automática y simultánea del lenguaje.

Para Gabriel Baum, profesor de la Facultad de Informática de la Universidad Nacional de La Plata y director del Laboratorio de Investigación y Formación en Informática Avanzada (Lifia), “lo que ocurra con Internet en las próximas décadas, si la tendencia será hacia la concentración y el control (el “Gran Hermano”) o hacia la libertad y la democratización (el oráculo al alcance de todos), si habrá una Internet para ricos y otra para pobres, son decisiones que dependen más de la política que de la tecnología”.

Según Baum, las TIC aportarán grandes cambios en las áreas de salud y educación: aprendizajes basados en inmersión y el llamado virtual psysiological human, basado en la confluencia de tecnología y biociencias, que permitirá el uso de modelos de simulación para predecir el resultado de intervenciones quirúrgicas o para diseñar drogas e implantes a medida.

5. Viajes espaciales

Para alrededor de 2020 está previsto el primer viaje tripulado a Marte. Antes de eso, “el turismo espacial se va a masificar”, arriesga Raúl Colomb, doctor en física y miembro del directorio de la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales).

Sin embargo, en la enormidad del universo, el hallazgo de otras formas de vida en planetas distantes es una gran incógnita. “Por ahora se conocen cerca de 200 planetas externos al sistema solar. Y ojalá exista vida inteligente capaz de captar nuestras señales”, se entusiasma. Por lo pronto, desde hace varios años se llevan a cabo programas de búsqueda. El más conocido es SETI@home, un proyecto lanzado por el científico y divulgador Carl Sagan que aprovecha la potencia de cientos de miles de ordenadores conectados a Internet en la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI son sus siglas en inglés). Cualquiera puede participar ejecutando un salvapantallas que baja y analiza señales de radiofrecuencia muy bajas tomadas por el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico), el más grande y sensible del mundo. Existe una pequeña pero cautivadora posibilidad de que su PC detecte el débil murmullo de una civilización más allá de la Tierra.

6. Robótica

Un mundo comandado por cyborgs es parte del argumento de toda buena película de ficción. La realidad es que la robótica está hoy más asimilada a la vida cotidiana de lo que a simple vista parece. “Ya hay robots que pueden pensar a la manera humana, gracias a los sistemas expertos y a la inteligencia artificial”, dice Darío Cardacci, director del Centro de Altos Estudios en Tecnología Informática de la Universidad Abierta Interamericana, y a cargo del área de investigaciones en software y robótica.

La diferencia entre un sistema experto y la inteligencia artificial es que “el primero acumula información y es capaz de tomar decisiones a enorme velocidad. Al lado de una persona sin habilidad parece superior, pero en realidad no es capaz de crear nuevo conocimiento como sí se puede con la inteligencia artificial”, explica Cardacci. La popular Deep Blue, que venció al ajedrecista Garry Kasparov hace una década, hoy se puede comprar por un puñado de dólares.

Cada vez más, los robots ocupan puestos en la industria y asumen tareas que implican riesgo o requieren gran precisión, tanto en el área de seguridad (robots que desarman explosivos, exploran campos minados o comandan sistemas de vigilancia) como en la de salud (robots que realizan microcirugías con mejor pulso que un médico de carne y hueso). “Como no tienen forma humanoide, no llaman tanto la atención. Parecen máquinas bobas, pero están embebidas en sistemas expertos”, dice Cardacci.

Muchas de estas máquinas que hoy son prototipos, simplemente se masificarán y asumirán tareas tediosas. La famosa Robotina de los Supersónicos ya existe, en la forma de aspiradoras que detectan el polvo y lo limpian, o heladeras inteligentes que hacen pedidos al supermercado.

En tanto, el concepto de cyborg “está absolutamente desarrollado y tiene un amplio camino por recorrer. Gracias a la fusión entre medicina y tecnología, ya se desarrollan chips a partir de proteínas para las computadoras cuánticas. Y se logró estimular el nervio óptico para que el cerebro de personas ciegas perciba imágenes, además de prótesis biónicas que se comandan por impulsos cerebrales”. El futuro está a la vuelta de la esquina.

María Naranjo

Para saber más: http://seti.astroseti.org/setiathome/

¡Qué difícil es imaginar el futuro!

Recordemos algunos fiascos de especialistas, que se equivocaron fiero en pronósticos sobre su especialidad.

Bill Gates (que algo sabía de computadoras) opinó, en 1981: “640K deben ser suficientes para cualquiera”. Una máquina que hoy se venda seguramente tendrá más de medio millón o un millón de K en memoria RAM y más de 30 millones en el disco rígido. En 1977, Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipement, había dicho: “No existe razón para que la gente quiera tener una computadora en su casa”. Estos futurólogos seguían las huellas de un notable precursor, Thomas Watson, fundador, dueño y presidente de IBM, quien, en 1943, dijo: “Pienso que el mercado mundial es de no más de cinco computadoras”.

Pero no sólo los “informáticos” se equivocan: en 1927, año del estreno de El cantor de jazz, la primera película sonora, H. M. Warner, uno de los Warner Brothers, preguntaba: “¿Quién diablos quiere oír hablar a los actores?”. Doce años después, Gary Cooper rechazaba el papel estelar de Lo que el viento se llevó y decía: “Me alegro de que sea Clark Gable quien fracase en esta película”.

Pero esta facilidad para equivocarse no es novedosa, ni fruto de la aceleración de las innovaciones, ya que mientras lord Kelvin, presidente de la Royal Society, manifestaba en 1895 su incredulidad con respecto a los aviones (“¿Máquinas voladoras más pesadas que el aire? ¡Eso es imposible!”), Charles Duell, a cargo de la oficina de patentes de los EE.UU., afirmaba, en 1899, que “todo lo que podría inventarse ya está inventado”.

Tímidamente me animaría a predecir que no todos los errores de previsiones ya se han cometido. Elija cuáles de las que aparecen en esta nota alimentarán un recuadro (como éste) que se escriba dentro de veinte o treinta años.

Ricardo A. Ferraro Profesor titular de Política Tecnológica en la Maestría de Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología en la UBA. Autor de Para qué sirve la tecnología y La ciencia es negocio (ambos de Capital Intelectual)

Teletransportación: una fantasía que pronto será realidad

Los fanáticos de la serie Viaje a las estrellas están de parabienes. Dentro de algunas décadas, la capacidad de transportar objetos, e incluso personas, de un lado al otro del universo estará más cerca de la realidad que de la ficción. Ya hay experiencias al respecto, como el que científicos del Instituto de Física Experimental de la Universidad de Viena realizaron en junio de 2004: lograron teletransportar un fotón de luz de un lado al otro del Danubio, a una distancia de 600 metros.

El propósito de este experimento, publicado en la revista Nature, es más “pedestre”: lograr una nueva generación de computadoras “cuánticas”, cuya capacidad permita resolver problemas que a las mejores computadoras actuales les llevaría cien años. Una de sus aplicaciones sería un decodificador de los sistemas de encriptado. El sueño del hacker.

¿Vida artificial?
Cromosomas de diseño


El biólogo norteamericano Craig Venter, uno de los pioneros en el desciframiento del genoma humano, parece haber llegado ya a la creación de una nueva forma de vida sintética. El anuncio formal se hará una vez que el trabajo se publique en una revista científica, pero ya levanta polvareda.

Venter ha conseguido engendrar en su laboratorio un cromosoma sintético a partir de partes esenciales del ADN de la bacteria Mycoplasma genitalium. Luego se trasplantó el nuevo genoma “de diseño” a la célula de otra bacteria, cambiando así su especie.

“Estamos pasando de la lectura de nuestro código genético a la capacidad de escribirlo”, señaló el polémico científico.

Entre la posibilidad de vida artificial y la evolución de las “máquinas inteligentes” asimilándose a cerebros (y entidades) humanos, cobran fuerza especulaciones como la de Ray

Kurzweil, el gurú de la inteligencia artificial, de que hacia 2045 aproximadamente la humanidad trascenderá lo biológico de la mano de la tecnología. ¿Cyborgs al poder?

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