lunes, 11 de mayo de 2009

Un hombre fiel a sus tres esposas

La polémica Big Love, la serie de HBO que cuenta la historia de una familia mormona poligámica, revolucionó la moral del “establishment” americano. Su protagonista dice que es increíble que mientras millones de personas mueren de hambre se indignen con el programa y lo califiquen de amoral.

Bill Paxton. El hombre estuvo en terreno pesado, de esos de los que no se sale fácil. Analizó las turbulencias del Titanic, luchó contra los extraterrestres en Alien, se introdujo en el oscuro mundo del espacio en Apollo 13, les puso el pecho a los huracanes en Twister y osó seducir a la esposa del propio Schwarzenegger en True Lies. Sin embargo, a la hora de elegir su tarea más dura, el tiempo que tarda en responder no excede los dos segundos: definitivamente, no hay misión más difícil que la de tener tres esposas. “Así es, no puedo negarlo –reconoce Bill Paxton, el polígamo más conocido de Occidente por estos días por su protagónico papel en la polémica serie Big Love–. A los ET puedo enfrentarlos con total naturalidad, salvar al mundo no sería un problema para mí, dominar a los depredadores, un trámite, pero tener tres esposas... uffff... una locura total, una demencia, se necesita mucho, mucho de uno...”

Paxton habla con cierta autoridad: a partir del 9 de septiembre, y bajo el nombre de Bill Henrickson, comenzará a mostrarle a Latinoamérica la segunda temporada de una serie que, producida por HBO Entertaiment en asociación con Playstone –con Tom Hanks como productor ejecutivo– y Anima Sola Productions, fue catalogada como “osadamente extraordinaria” por el diario The Washington Post.

Se trata de un hombre mormón de las afueras de Salt Lake City que vive en tres casas contiguas –unidas por jardín central con una piscina–, con tres esposas diferentes y con los siete hijos que tiene con ellas. Todo bajo un orden farmacéutico de turnos para dormir (y más) con cada una, y con un cuidado extremo para ocultarles a sus vecinos ese american way of life. El envidiado (¿envidiado?) muchachito debe hacer cintura para equilibrar las necesidades financieras y afectivas que tienen sus mujeres, en una casa en la que casi todo se comparte: la hora de la cena, la economía del hogar, los hijos.

Y en medio, los conflictos: la rigidez al extremo de Barb (Jeanne Tripplehorn), su primera esposa; la incontinencia de Nicki (Chloë Sevigny), la segunda, con la tarjeta de crédito; el infantilismo erótico-ingenuo-insoportable de Margene (Ginnifer Goodwin), la tercera. Todo bajo un manto de aparente calma pero que, al cabo, esconde celos, peleas, diferencias... y mucho Viagra.

Un papel definitivamente arriesgado, dentro de una sociedad occidental y, por lo tanto, monógama. “Cuando me dieron el libreto, y me dijeron que se trataba de una familia mormona y polígama –comenta Paxton–, lo primero que se me ocurrió decir fue una sola palabra: ¡¡¡¿¿¿Qué???!!! Me imaginaba un recinto rural, desértico, con gallinas, pollitos, y un tipo hablando de culto. Nada menos atractivo que eso. Entonces me agarró el director y me dijo: ‘Leélo y después hablamos’. Y mi cabeza cambió. Bastó que llegara a la página 60 para que dijera: ‘Esto es para mí, es increíble’”.

-Y ahora, con el tiempo, ¿no creés que el éxito es en gran parte por la fantasía masculina? ¿Onanismo, tal vez? ¿Mito?

-No, para nada, a pesar de lo que todos puedan imaginarse, no se trata exclusivamente de una serie para hombres. Digo, aunque la familia protagonista vive con una cultura patriarcal, en la calle son las mujeres las que más hablan del tema. Y veo que pasan horas discutiendo sobre cómo debería reaccionar cada una de mis esposas, y cómo toman partido.

-¿Y por qué ellas? ¿Será que es parte de una ilusión reprimida?

-No, creo que este hombre atrapa a las mujeres porque es paternal, y porque ama profundamente a sus esposas; no les miente, nos les es infiel ni las engaña: maneja las reglas claras. Y eso gusta.

-Tal vez no sea machista. Pero ¿qué pasaría si la serie fuera de una esposa y tres maridos?

-Eso sería show time.

-Y una rareza, también...

-No estamos metidos en eso, la trama es más profunda. Se trata de cuatro adultos que saben lo que quieren y que están unidos por un matrimonio; pueden ser cuatro hombres, cuatro mujeres, dos y dos... no era eso lo importante.

El papel de la moral. Un tema tabú, el de la poligamia; máxime cuando se la relaciona con el culto. Por eso, la polémica generada, sobre todo, en Estados Unidos. Y si se escogió que el multimarido fuera mormón, es porque en sus orígenes esa religión avalaba esta manera de vivir. No hoy. Igual, Paxton, que fue criado como católico, tiene un pensamiento claro al respecto: “No suscribo las religiones organizadas, no creo en ninguna religión. A mí no me va eso de alabar sitios o cosas. Ojo, los orígenes de las creencias sí me atrapan, porque en un principio tenían ideales serios y fuertes, pero con el tiempo empezaron a tener propósitos políticos, y todo perdió su sentido”.

-¿Darle la espalda a la poligamia es parte de esa pérdida de sentido?

-Bueno, tal vez. Nosotros, lo que queremos transmitir es el ser tolerante, nada más.

-¿Poca gente lo es?

-Yo creo que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan, y sin embargo tenemos guerras, fanatismo religioso y miles temas que destruyen nuestra cultura. Tanto que parece que todo va a explotar. Yo creo que la naturaleza va a sacar una plaga, nos va a borrar a todos del mapa, y va a crearnos otra vez.

No es polígamo Paxton: a los 52 años, está casado (solamente) con Louise Newbury, de 42, y tiene dos hijos. Sin embargo dice que, gracias a la serie, comenzó a tener empatía y afecto por esa cultura. “Es que uno empieza a ver qué se siente ser perseguido, que la gente piense que lo que hacés está mal”, sostiene.

-En “Big Love” están todos casados con todos, y sin embargo el sexo lo practican solamente con vos. ¿No hay una doble moral, en ese sentido?

-Moral, moral, ésa es una palabrita que ya escuché varias veces desde que empezamos con esta serie, y me pone loco. La moral es personal. ¿Quién dice qué está moralmente bien o qué está mal? ¿Y quién les vendió a los hombres la monogamia? ¿Existe un ideal romántico? Ya era hora de exponer nuestras libertades, ¿no? Y los modos diferentes de vivir. Me río cuando dicen que tal tiene buena moral y tal es pecador. Este show es un poco mofarse de todos ellos.

-La gente no se ríe demasiado, más bien lo toma en serio.

-Para mí, la mayoría de la gente no tiene ni moral ni creencia sólida, sólo habla y habla. Y no es que lo que estamos haciendo es promocionando un asesinato en masa, eh, porque eso sí estaría mal; sólo exponemos cómo se puede crear una familia. Y escucho otra vez la palabrita moral, moral. Hay miles de chicos que se están muriendo por las guerras o por el hambre, y dicen que esto es inmoral... in-cre-í-ble.

Guido Glait
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