domingo, 10 de mayo de 2009

Imperio turístico

El sábado 7 de julio, Perú vivió uno de los momentos más emotivos de su historia. Millones de peruanos ansiosos vieron en las pantallas de televisión cómo Machu Picchu, su montaña vieja, se convertía en una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo, junto con la ciudad de Petra, en Jordania; el Taj Majal de la India; el Cristo redentor de Brasil, Chichen Itzá, en México; el Coliseo romano, en Italia, y la Gran muralla, en China.

En Cusco, la antigua capital inca, la noticia fue recibida con una explosión de alegría en la que extranjeros y nativos se fundieron en un solo abrazo y el grito de "sí se pudo" retumbaba por toda la ciudad. Renzo Guerrero de Luna, corresponsal en Cusco del diario El Comercio, le dijo a SEMANA que "en el último mes no se hablaba de otra cosa. Yo no había visto tanta algarabía en la ciudad desde que el Cienciano (el equipo de fútbol local) ganó la copa suramericana". En Lima, el presidente Alan García abrió las puertas del Palacio Presidencial, lo cual sucede en muy pocas ocasiones, para hacer una fiesta con música y bailes típicos. Incluso, habló de establecer el 7 de julio como el Día de Machu Picchu, maravilla universal.

No era para menos, el galardón fue obtenido después de varios meses de arduo trabajo en los que votar por Machu Picchu se había convertido en razón de Estado y en un deber patriótico. A pesar de que la Unesco no avaló el concurso por considerarlo una jugada mercantilista, y de que algunos arqueólogos están preocupados porque el crecimiento desmedido del turismo pueda dañar las ruinas, el grueso de los peruanos no se cambia por nadie.

Pero lo que se le viene pierna arriba a Perú es casi tan monumental como sus legendarias ruinas. Sólo para el próximo año se espera un aumento del 12 por ciento en el número de turistas. "Con la elección de Machu Picchu nos hemos puesto en lo más alto de la palestra del turismo en el continente. Hemos llegado a mercados que no estaban en nuestra mira y a los cuales teníamos poco acceso, como el asiático", le dijo a SEMANA Mara Seminario, gerente general de PromPerú, la entidad pública encargada de promover el turismo en ese país.

Tal vez, el reto más grande va a ser el de proyectar otros lugares del país. Ya que si bien Perú es reconocido principalmente por ser la cuna del imperio inca, su riqueza cultural va mucho más allá. En palabras del director del Museo Larco de Lima, Andrés Álvarez Calderón, "en el norte de Perú hay culturas que datan de 3.000 años antes de Cristo. Perú ya tenía 4.500 años de historia cuando llegaron los españoles. Los incas son solamente la cereza de la torta de chocolate".

Eso sin contar con la riqueza natural, la gastronomía y los deportes de aventura. Por eso, si bien Machu Picchu es el destino obligado, hay otros planes que están siendo impulsados. En el nororiente está la Amazonia, en donde la selva tropical y el nacimiento del río Amazonas son el principal atractivo. También en el oriente, pero sobre la sierra, está la ciudad fortificada de Kuélap, construida por la cultura chachapoya en el siglo IX, antes de la aparición de los incas. En el noroccidente, cerca del puerto de Chiclayo, se encuentra la Tumba del Señor de Sipán, un gobernante mochica que fue enterrado con todos sus tesoros hace más de 1.770 años (actualmente 130 piezas de este entierro están siendo expuestas en el Museo Nacional de Bogotá). Cerca de ahí está Túcume, un valle en donde la cultura lambayeque construyó 26 pirámides de adobe entre los siglos VIII y XII.

Un poco más al sur está la ciudad de barro de Chan Chan, un complejo arqueológico con palacios, murallas y viviendas del reino del Gran Chimú que demostró una gran complejidad arquitectónica y geométrica antes de que los incas establecieran su imperio. En el Parque Nacional de Huascarán 663 glaciares y 296 lagunas son uno de los principales destinos para hacer ecoturismo.

En el centro del país, Lima, además de sus atractivos coloniales como ciudad virreinal, tiene la costa verde. Y la capital también tiene riqueza arqueológica. En medio de casas y avenidas está la Guaca Pucllana, una estructura piramidal de 28 metros de altura.

Al sur, por la carretera Panamericana, los atractivos abundan. La reserva natural de Paracas alberga una inmensa riqueza gracias a las aguas heladas de la corriente de Humbolt. Flamencos, lobos marinos, pingüinos y todo tipo de aves pueden ser avistados al visitar las islas ballestas. Más allá están las misteriosas líneas de Nazca, el conjunto de pirámides de Cahuachi.

En Perú también se encuentran los cañones más profundos del mundo, Colca y Cotahuasi, con sus terrazas ancestrales. La ciudad más importante del sur, Arequipa, 'la ciudad blanca', es patrimonio cultural de la humanidad gracias a sus templos y casonas. El volcán Misti, con su cumbre nevada, domina el paisaje. Para rematar en el sur, a cinco horas por tierra de Arequipa, está el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca. Allí, los pueblos circundantes y las islas flotantes construidas en totora, donde viven los pobladores uros, son la máxima atracción.

Estos son sólo algunos de los parajes que ofrece el país. Ir a Machu Picchu puede ser la excusa perfecta para conocer un Perú mucho menos famoso, en donde la maravillas son mucho más de siete.

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