lunes, 11 de mayo de 2009

Crece el tráfico de personas en la Argentina

Andrea López era obligada a prostituirse por su pareja, el boxeador Víctor Purreta, que terminó preso, acusado de proxeneta, y condenado a cinco años de prisión por eso. La madrugada del 10 de febrero de 2004, Andrea, de 24 años, desapareció de su casa, en La Pampa. Su madre, Julia Ferreyra, presiente que está cautiva en algún prostíbulo del país. Sospecha que su hija fue "entregada" a una red de trata de personas.

En la Argentina hay miles de personas que, como Andrea López, son víctimas de organizaciones que se dedican a la trata y al tráfico de personas con fines de explotación laboral o sexual. No hay series de estadísticas anuales que reflejen la evolución de este flagelo, en cuanto al número de víctimas. Como muestra, valga decir que la Oficina de Asistencia Integral a la Víctima del Delito de la Procuración General de la Nación intervino en 85 casos de trata de personas. En 2004 lo había hecho en 9 hechos; en 2005, en 27, y en 2006, en 42.

Según un informe del Departamento de Estado de los EE.UU., "la Argentina es un país de origen, de tránsito y de destino para el tráfico de hombres, mujeres y chicos que luego son comercializados para la explotación sexual y el trabajo forzado".

"Las víctimas son elegidas por su situación de extrema vulnerabilidad social y económica, reclutadas en un lugar y explotadas en otro", explicó a LA NACION Zaida Gatti, coordinadora del programa Las Víctimas contra las Violencias, que depende del Ministerio del Interior y dirige la psicóloga Eva Giberti.

El director general de la Oficina de Asistencia Integral a la Víctima del Delito, Eugenio Freixas, sostuvo que, generalmente, las bandas dedicadas a la trata capturan a las personas en las provincias del norte argentino, en Paraguay o en Bolivia.

"Después -agregó Freixas- las víctimas son trasladadas hacia grandes centros urbanos o poblaciones que han tenido un gran crecimiento industrial y que, en consecuencia, tienen mucha mano de obra masculina."

La oficina dirigida por Freixas, que trabaja junto con la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y el Inadi, comenzó a funcionar el 1° de diciembre de 1998. Intervino por primera vez en casos de trata de personas a fines de 1999.

"Es una modalidad delictiva que hoy exhibe un crecimiento en cuanto a los números, pero lo cierto es que hay más canales para denunciar, y quizás ésa sea una razón del aumento en los hechos en que nos dieron intervención", agregó Freixas.

Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), la trata de personas es el tercer negocio más redituable del mundo, luego del tráfico de drogas y el de armas, con ingresos estimados en 32.000 millones de dólares.

En un informe del defensor del pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, en el que denunció una "zona liberada" en la Triple Frontera para el tráfico, se citó un informe de la OIM donde se calculaba que en 2005 había 2.400.000 personas que trabajaban en condiciones de explotación en todo el mundo.

Dos metodologías

Freixas explicó que hay dos metodologías: la trata "dura" y la "blanca". Se entiende por la primera cuando la víctima es capturada a la fuerza y llevada al lugar de cautiverio, donde la explotan sexualmente.

En la segunda interviene el engaño. Los integrantes de las organizaciones delictivas encargados del "reclutamiento" ofrecen a las víctimas una importante propuesta laboral, que nunca se cumple. El drama comienza cuando llegan al lugar de destino y se dan cuenta de que la oferta laboral nunca será una realidad.

"Para quebrar la voluntad de sus víctimas, los criminales las drogan y violan. Ejercen una gran presión psicológica sobre ellas porque las amenazan con hacerles un daño importante a sus familias", dijeron fuentes del Programa Anti-Impunidad del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Explicaron que hay casos de proxenetas que trabajan con métodos similares a los de la venta en consignación.

"Conocimos hechos en los que una persona que tenía reclutado un grupo de chicas las dejaba por un lapso de tiempo en un prostíbulo. Tiempo después, cuando pasaba a buscarlas, si no se las devolvían en buenas condiciones, además de la comisión, cobraba una «multa»", explicó Luis Bordón, coordinador del programa.

Otra metodología advertida por los funcionarios de Anti-Impunidad fue la de organizaciones delictivas que trabajan con el sistema de delivery , es decir, llevan a las chicas donde el cliente diga.

"Son bandas despiadadas en cuanto a la tortura psicológica y física que ejercen sobre las víctimas", explicó Zaida Gatti. La coordinadora del programa Las Víctimas contra las Violencias sostuvo que cada vez es menor la edad de los reclutados por las organizaciones de trata.

"Hay niños que son capturados a los 11 años. Son utilizados para la oferta de pornografía infantil", afirmó. Gatti y Freixas coincidieron en que es necesario y fundamental abrir el debate sobre un aspecto del que muy pocas veces se habla: la demanda.

"Sin clientes no habría trata. Este lado del problema siempre es invisible. Vivimos en una sociedad patriarcal donde está bien visto que el hombre concurra a un prostíbulo para iniciarse sexualmente", aseguró Gatti. Y sostuvo Freixas: "¿Cuál debe ser la política pública sobre la demanda? ¿Punitiva? ¿Educativa? Debemos tener un debate muy profundo sobre este tema".

Pero no sólo hay tráfico interno, sino también internacional. Hubo casos donde los explotadores tenían hasta pasaportes verdaderos para sacar del país a chicas que nunca habían ido ellas a hacer personalmente el trámite para la documentación personal.

"Tengo esperanzas de que un día encontraré a mi hija", repite Ferreyra. Ella, como tantas otras madres, lloran en silencio las desapariciones de sus "niñas". Ellas también son víctimas del flagelo, el drama de la trata.

Gabriel Di Nicola
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