lunes, 4 de mayo de 2009

Vergüenza ajena en Portugal

Es de noche y estoy en Lisboa. Después de un día a puro sol, las sombras traen el fresco del río y, más allá, del mar.

Como en un restaurancito en la calle, bajo un cielo estrellado que no logran apagar las luces de la ciudad, pescaditos a la lis boleta, de lo más ricos.

Todo es apacible, sereno, como de otro tiempo. Las voces son rumores que parecen rodar por las calles mansas, sedosas. Y el sonido lento del portugués forma una música que logra explicar al fado.

Me siento dentro de una postal que jamás enviaré de una ciudad que no olvidó casi ninguno de sus tiempos. Por eso los tranvías ruedan por las calles ahora manejados por señoras y hay bombonerías que se mantienen intactas desde mediados del siglo XIX.

Pero de pronto, el ruido irrumpe. Un griterío inexplicable rasga la acústica de la calle. "Son italianos", sugiere, con suficiencia, un mozo. Lo miro con castigada resignación: es una familia very tipical argentina.

-¡Vieja, vení que aquí hay unas Nike más baratas que en Buenos Aires!

-Y estos portugas, ¿a quiénes creen que les ganaron?

-Basta, mami! No quiero ver un museo nunca más en mi vida. Mañana vamos a Zara.

-No jodan, chicos, hay gente.

El vendaval pasa, pero se estaciona, definitivo, más notorio y audible que nunca, en un restaurante de enfrente.

-¿Y a esto aquí lo llaman pizza?

-Bueno, si querías comer bien, te hubieras quedado en Buenos Aires...

-Pero acá, viejo, te arrancan la cabeza por un cornalito...

-Dejame que haga la cuenta...

-Uy Dio, ¡nos están matando!

Y así sucesivamente. Tanto, que uno se apura a pagar, presto para el gran escape. Y habla casi en susurros, no vaya a ser que la agrupación nacional lo reconozca y trate de sumarlo a la hinchada que no te deja de alentar.

Salgo casi en puntas de pie, poniendo mi más estricta expresión de eslovaco nordestino y dispuesto a jurar tres veces antes de que cante el gallo que nunca oí los sones de un bandoneón, ignoro qué significado tienen las palabras "bife de chorizo" y creo que el fútbol es un juego norteamericano con algún parecido al criquet.

Marcelo Moreno / Copyright 1996-2006 Clarín.com - All rights reserved

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