domingo, 3 de mayo de 2009

La nueva fórmula para hacerse rico

¿Es la voluntad la que gobierna el universo? ¿Basta desear algo intensamente para que el anhelo se haga realidad? ¿Es posible dominar a la fortuna y obligarla a someterse a nuestros caprichos? Estas cuestiones, que han inquietado a los filósofos y pensadores desde la Antigüedad, originaron una extensa variedad de teorías. La más reciente acaba de abatirse sobre Estados Unidos como un terremoto. Su título es El secreto y develarlo cuesta 35 dólares. Su autora, una ex productora de televisión australiana llamada Rhonda Byrne, puede dar testimonio de su eficacia. Desde que lo lanzó, tres meses atrás, primero como DVD y luego como libro, vendió 1,5 millones de copias y 1,75 millones de ejemplares. Desde los tiempos de Guttenberg, la industria editorial no ha visto nada igual. Byrne, que venía de una sucesión de desgracias y depresiones, asegura haber descubierto lo que denomina "la ley de la atracción", según la cual los pensamientos positivos atraen lo positivo y los pensamientos negativos, lo negativo. No llegó a esta conclusión meditando en la montaña, como Sidharta, sino leyendo, según dice, un libro de Wallace Wattles publicado en 1919, titulado La ciencia de hacerse rico , que, por lo visto, decía prácticamente lo mismo. "El hombre es como una torre de transmisión humana que emite frecuencias con el pensamiento", escribe Byrne. "Si desea cambiar cualquier cosa en su vida, debe cambiar la frecuencia cambiando los pensamientos." Byrne no revela si dirigió sus frecuencias a seducir a Oprah Winfrey, pero el hecho es que lo logró. La "Reina Midas" de la era electrónica la invitó a su programa dos veces y se convirtió en una entusiasta propagadora de El secreto . Luego vinieron Ellen de Generes y Larry King. De ahí en más, todo lo que le quedaba a Byrne era sentarse a embolsar las ganancias. ¿Cuál es exactamente el secreto de El secreto ? Sociólogos y estudiosos de fenómenos culturales han ensayado una variedad de explicaciones, desde la necesidad de la gente de creer en algo positivo en tiempos de incertidumbre, hasta el deseo de escapismo tras el trauma del 11 de Septiembre. La más simple, sin embargo, es que Byrne vende esperanza empaquetada de revelación y no lo hace apelando a las aspiraciones de beatitud espiritual, sino invocando un sentimiento mucho más prosaico y humano: la codicia. "Cuando uno piensa en las cosas que desea y se focaliza en ellas con toda la intención, la ley de la atracción le dará invariablemente lo que se desea", proclama. Esto significa propiedades, joyas, poder, dinero, salud y amor. Nada escapa, por lo visto, a esta ley inexorable que, como el genio de Aladino, materializa todos los deseos. Para Jerry Adler, de la revista Newsweek , esta perspectiva resulta, desde un punto de vista ético, deplorable. " El secreto se ocupa casi enteramente de una estrecha gama de preocupaciones de clase media, como casas, autos y vacaciones, seguidos de cuestiones de salud y relaciones afectivas, y relega al resto de la humanidad a un distante sexto lugar", escribe Karin Klein, del Los Angeles Times , no es menos desdeñosa. " El secreto -dice- es un reciclaje de viejas ideas con un barniz de misticismo, hechas a la medida de los profundamente perezosos."

Gotas de agua

Pero estas críticas son gotas de agua en un mar de convencidos. Byrne presenta su secreto preparando al espectador para lo que promete ser una revelación extraordinaria. La teoría no se desarrolla como un teorema sino como una sucesión de testimonios de 24 "maestros", todos predicadores del movimiento New Age o autores de libros motivacionales. Todos ellos pregonan mensajes similares y son multimillonarios, lo cual invita a pensar que, en algún lugar, deben estar en lo cierto. La fiebre habrá de pasar, como tantas otras, pero lo que habrá de permanecer es la paradoja imbatible de que la ciencia de hacerse rico consiste, primordialmente, en convencer a mucha gente de que uno posee la fórmula para hacerse rico.

Mario Diament
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