lunes, 11 de mayo de 2009

El peligro de la "intifada hispana"

La creciente histeria antiinmigrante que se está dando en gran parte de Estados Unidos -impulsada por conductores de televisión irresponsables y por los principales aspirantes republicanos a la presidencia- es una tendencia peligrosa: podría resultar en una "intifada latina en un futuro no muy distante.

¿Se acuerdan de la intifada palestina de principios de los 90, cuando miles de jóvenes palestinos frustrados tomaron las calles y lanzaron piedras contra las tropas israelíes? ¿Se acuerdan de la "intifada francesa" de 2005, en la que jóvenes musulmanes marginados quemaron autos y negocios en los suburbios de París?

Quizá veamos algo similar de parte de algunos de los 13 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, la mayoría hispanos, que se sienten cada vez más vilipendiados por los medios, cada vez más empujados hacia la economía subterránea por políticos timoratos, y cada vez más lejos de obtener la legalización por parte de un Congreso pusilánime.

Lo que se está creando en Estados Unidos, al cerrarles las puertas de la legalización a los indocumentados, es un submundo de personas que no van a irse de este país y que, en realidad, tampoco pueden ser deportadas. Ellos y sus niños están viviendo ahora sin posibilidades de ascenso social, no importa cuán duro trabajen. Muchos estarán cada vez más frustrados, cada vez más enojados, y no sería extraño que algunos se vuelvan violentos.

Estaba pensando esto al leer sobre el rechazo del Senado al Dream Act , un proyecto que ofrecería una vía hacia la legalización a los hijos menores de inmigrantes indocumentados traídos a Estados Unidos por sus padres a una edad muy temprana, y que hayan obtenido un título universitario o servido en el ejército.

El proyecto hubiera regularizado el estatus de jóvenes como Juan y Alex Gómez, los dos hermanos de Miami que nacieron en Colombia y fueron traídos a Estados Unidos cuando eran muy pequeños, se graduaron con las mejores calificaciones, y ahora están luchando por no ser deportados a un país que ni siquiera recuerdan.

Hay 1,8 millones de niños en Estados Unidos que están creciendo como cualquier otro niño norteamericano, pero no tienen documentos legales, según el Centro Hispano Pew. Estos jóvenes tarde o temprano serán lanzados a un mercado laboral donde, por ley, no podrán obtener empleos.

Para peor, el incremento de las redadas a los indocumentados en las fábricas, las ordenanzas municipales que prohíben a la gente alquilar departamentos a los indocumentados y la creciente xenofobia de los programas de radio y televisión por cable dejarán su marca en estos niños.

Un estudio del Instituto Urbano y el Consejo Nacional de la Raza dice que hay cerca de 5 millones de niños con por lo menos un padre indocumentado. El estudio investigó el impacto familiar de las recientes redadas en Colorado, Nebraska y Massachusetts, donde cerca de 900 ilegales fueron arrestados en sus lugares de trabajo, y sus hijos repentinamente privados de sus padres o madres.

"La combinación del miedo, aislamiento y necesidades económicas está produciendo problemas como la depresión, la ansiedad, estrés postraumático y pensamientos suicidas , dice el estudio.

Mi opinión: hay que detener esta histeria xenofóbica. Y por favor, estimados lectores de Estados Unidos que exigen medidas más fuertes contra la inmigración, no me digan que estoy siendo deshonesto al no especificar que ustedes no están contra la inmigración legal, sino sólo contra los "ilegales".

Su razonamiento es tramposo. El incumplimiento de las reglas inmigratorias no debería demonizar a estos inmigrantes con la etiqueta de "ilegales".

Uno puede violar una norma legal, pero eso no lo convierte en una persona ilegal. Uno puede recibir una multa por exceso de velocidad, pero eso no lo hace un ser humano "ilegal". Las políticas inmigratorias limitadas a represión, el etiquetamiento de seres humanos como "ilegales y la privación de cualquier esperanza de legalización y ascenso social a millones de personas -en lugar de procurar una mayor integración económica con América latina para reducir las presiones migratorias- no sólo son políticas equivocadas, sino peligrosas. Los millones de indocumentados en este país no se irán. Sólo se enojarán cada vez más.

Andrés Oppenheimer
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