lunes, 8 de junio de 2009

Usan un molesto zumbido para espantar jóvenes

Quizá no debería sorprender que en la sociedad donde se crió la generación punk y donde Anthony Burgess imaginó su truculenta Naranja mecánica a alguien se le ocurriera inventar un antídoto contra jóvenes que han pasado a ser algo más que meros “rebeldes sin causa”.

Semejante proeza de ciencia ficción es lo que aseguran haber logrado alcanzar los fabricantes del “mosquito”, una alarma que emite un zumbido imperceptible para los adultos, pero que es intolerable para la mayoría de los menores de 25 años.

El aparato saca provecho del deterioro progresivo de la audición por parte de los seres humanos –conocido como presbiacusia–, según el cual, a medida que pasan los años se pierde la capacidad para percibir las frecuencias más altas del espectro. La mayoría de las personas comienzan a sufrir presbiacusia a los 18 años y la incidencia suele ser mayor entre los hombres que entre las mujeres. Hacia los 30 años, prácticamente nadie puede oír frecuencias superiores a los 13 o 14 kilohertzios (kHz).

El "mosquito" emite un sonido constante de aproximadamente 17,4 kHz. Fue inventado por Howard Stapleton, un joven galés que durante años trató de comprender por qué sufría dolores de cabeza cada vez que visitaba el taller de su padre, un fabricante de caños que utiliza soldadoras que emiten alta frecuencia. En 2005, con los 32 años cumplidos, Howard patentó su creación para uso en la prevención delictiva.

El éxito fue inmediato. Decenas de negocios ubicados en los barrios más deprimidos de su ciudad natal, Newport, instalaron el aparato y reportaron efectos instantáneos en la eliminación de los "indeseables" que, instalados día y noche frente a sus locales -muchas veces bebiendo alcohol y tomando drogas- solían intimidar a su clientela. El sistema fue pronto adoptado también por la policía local y, en cuestión de meses, contó con la bendición de las autoridades nacionales.

Desde entonces, la compañía del joven galés, Compound Security, ha vendido más de 3500 unidades en Gran Bretaña (a razón de 1200 dólares por "mosquito", precio que incluye el costo de la instalación) y se apresta a alcanzar una cifra similar en Canadá y en los Estados Unidos. También comercializa por Internet un software , Tone Generator, que permite medir la capacidad auditiva de los compradores.

Los poderes del "mosquito", sin embargo, están empezando a ser limitados. Peor aún, el invento no sólo parece haber generado polémica, sino también una nueva camada de problemas.

Las primeras quejas surgieron a nivel ético. El Comisionado para la Infancia de Inglaterra, el profesor sir Albert Aynsley-Green; su par escocesa, Kathleen Marshall, y la directora de la organización defensora de los derechos humanos Liberty, Shami Chakrabarti, reclamaron su prohibición por considerarlo discriminatorio y violador del derecho a la asociación en público.

"Este aparato tiene en la mira a todos los niños, jóvenes y hasta bebes, sin distinguir su comportamiento. El zumbido afecta tanto a los buenos como a los malos. No hace más que demonizar a los jóvenes, al crear una poderosa y totalmente innecesaria línea divisoria entre las generaciones", argumentó Aynsley-Green.

"Es un gran símbolo de la gran enfermedad que tenemos en el corazón de nuestra sociedad: el deseo de hallar una fórmula mágica para lo que en realidad requiere respuestas profundas y serias a nivel comunitario", estimó la directora de Liberty.

Daños auditivos

Hace seis meses, la municipalidad de Newport prohibió el uso del "mosquito" y ordenó el desmantelamiento de todas las unidades instaladas. No por razones éticas, sino de salud y eficacia. El zumbido parece haber causado daños al sistema auditivo y nervioso de niños que vivían en los alrededores de los negocios donde era emitido. Al mismo tiempo, los vándalos que en un primer momento se habían espantado, regresaron a sus "cotos de caza" provistos de gruesos auriculares.

Por más que el Ministerio del Interior sigue apoyando su uso, Compound Security ha cambiado su estrategia de marketing: ya no lo recomienda a pequeños comerciantes, sino a firmas constructoras para evitar el robo nocturno de herramientas y materiales en grandes obras. De esta forma, el aparato sólo se acciona durante la noche y en zonas poco pobladas.

El "antídoto" contra la delincuencia juvenil parece haberse convertido, en tanto, en un boomerang. Una firma austríaca empezó este año a comercializar Teen Buzz (zumbido adolescente), un ringtone para celulares que, trabajando sobre el mismo principio, permite a los jóvenes hacerse llamados sin que los maestros ni los padres se enteren.

Graciela Iglesias

Con base cientifica
La tecnología que emplea este dispositivo "antiadolescentes" aprovecha un proceso de deterioro del oído que los especialistas denominan "presbiacusia". Se da natural y gradualmente a lo largo de la vida a partir de la tercera década.

Según el Manual Merck, la presbiacusia "comienza después de los 20, pero generalmente empieza a ser significativa en las personas de más de 65 años".

"El oído interno tiene una disposición mecánica -explica el doctor Jorge Gurlekian, investigador del Laboratorio de Investigaciones Sensoriales del Conicet-. Al llegar el sonido, las primeras cilias (proyecciones micrométricas en forma de pelos que se extienden desde el cuerpo celular) son las que responden a las altas frecuencias y son éstas las que con el envejecimiento no cumplen su función mecánica pues están «dobladas» y no tocan la membrana tectoria."

Esta incapacidad de oír los tonos de alta frecuencia, que se encuentran por encima de los 14.000 a 17.000 ciclos, permite generar un sonido audible sólo por los adolescentes.

"Por envejecimiento -afirma Gurlekian-, los adultos dejan de oírlo aunque se aumente la intensidad de reproducción al máximo. Pero también es posible que algunos jóvenes no lo oigan porque ya están sordos en esas frecuencias, debido a lesiones como las que produce escuchar música a muy alto volumen. También es posible que algunos por encima de los 25 lo oigan; la división de edades no es tajante."


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