lunes, 22 de junio de 2009

La ciencia inaugura la apasionante búsqueda de la "partícula de Dios"

Si el Universo se hubiese formado con ladrillos, encontrar e identificar al primero supondría una de las aventuras más apasionantes de la ciencia. Claro que el Cosmos no se armó con simples bloques, pero la búsqueda de un "componente primordial" -conocido en el mundo científico como bosón de Higgs y popularmente como la partícula de Dios-, está en marcha.

Para encontrarla se construyó una máquina super poderosa que empezará a funcionar en unos días en Europa. Es el Large Hadron Collider (LHC), un acelerador de partículas emplazado en la frontera entre Francia y Suiza. Se construyó en 15 años y recreará las condiciones del Universo en sus primerísimos instantes.

"El LHC permite recrear el Universo cuando tenía apenas una millonésima de millonésima de segundo de vida. Es un acelerador de partículas que hará colisionar -con energías jamás imaginadas- haces de partículas relativamente pesadas (protones, como los que se encuentran en los átomos que forman nuestros cuerpos) y, a partir de esos choques, producirá una lluvia de nuevas partículas de energía extremadamente alta. Entre ellas quizás se encuentren algunas desconocidas, como la tan buscada de Higgs", explica Alejandro Gangui, físico y divulgador científico del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, de la UBA.

La historia de este emprendimiento empezó a trazarse en el verano boreal de 1964 cuando el físico británico Peter Higgs demostró por deducción la existencia de una partícula a la que hoy se conoce como bosón de Higgs y que muchos llaman divina. Investigadores de varios países la buscaron durante años pero nunca se logró probar empíricamente su existencia.

En entrevistas recientes, Higgs contó que espera llegar a sus 80 años (los cumplirá el 29 de mayo de 2009) con la incógnita resuelta. "Le pedí a mi médico que me mantenga con vida un tiempo más", bromeó. Comentó, además, que está sorprendido por la magnificencia del LHC, "algo que nunca podría haber imaginado cuando elaboraba mis teorías en los años 50", dijo.

"Esta máquina fantástica permitirá ampliar nuestro conocimiento de la física de partículas hacia energías bastante más altas que las conocidas actualmente. Descubrir la de Higgs sería la coronación de medio siglo de trabajo de miles de científicos", agrega Héctor de Vega, director de Investigaciones del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), de Francia.

Hay mucha esperanza puesta en este proyecto, aunque no todos opinan igual: "Honestamente, me parece que el LHC no tiene la capacidad de acelerar lo suficiente las partículas que disponemos como para producir a esas 'partículas de Dios'. No me extrañaría, en cambio, que se hiciesen descubrimientos inesperados, que muestren que nuestra imagen del mundo no es la que esperamos. Justamente, qué descubrimientos son esos no se puede predecir. La historia de la ciencia muestra que es común que pasen esas cosas cuando se hace un experimento nuevo", comenta Héctor Vucetich, de la facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad de La Plata.

No es la primera vez que se intenta probar la existencia de este bosón. "A pesar de otros intentos, aún no fue encontrada. El objetivo primario del LHC es hallarla", dice Norma Sánchez, directora de Investigaciones del Centro Nacional de Investigación Científica francés. ¿Y si el acelerador no permite probar la existencia de la partícula de Dios? "Si no se deja ver, habrá que volver a los pizarrones e inventar algo mejor", reflexiona Alejandro Gangui. Otra opción: creer en ella.

Eliana Galarza

Posturas
Sergio Rubin

La Biblia dice que Dios creó el Universo, pero no explica cómo lo hizo. Por eso, los estudiosos cristianos no creen que pueda haber una contradicción entre ciencia y fe, salvo que se parta de posturas científicas y religiosas erradas. Como dice el doctor en teología y físico argentino Claudio Belli, una cosa "es el comienzo y otra el origen". Y añade: "El mensaje del cristianismo en cuanto a la doctrina de la creación consiste, no en proponer un modelo cósmico concreto con su propia estructura física, sino en confesar que el Universo es creado por Dios, y por tanto todo depende de El".


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