lunes, 22 de junio de 2009

Sobre los hijos de Bambi

NUEVA YORK ( The New York Times ).- Cuando Ollie Johnston, uno de los animadores pioneros de Disney, murió a los 95 años hace unos días, su familia pidió que, en lugar de mandar flores, se hicieran donaciones a un grupo que trabaja por el medio ambiente, el Natural Resources Defense Council (Concejo de Defensa de Recursos Naturales).

Cualquiera que haya visto Bambi , una de las tantas películas en las que trabajó Johnston, puede entender el pedido de su familia. Las adorables imágenes de los bosques y los animales, en especial Bambi, con sus grandes ojos de pestañas larguísimas, fueron aclamadas por los conservacionistas y denunciadas por los cazadores cuando fue estrenada, en 1942. Un insulto, declaró la revista Outdoor Life , mientras que la National Audubon Society comparó su siembra de conciencia con La cabaña del tío Tom .

La amistad de Disney con los habitantes del bosque, y del mar y la selva, ha sido durante mucho tiempo puesta en el tapete por estudiosos y escritores. Lo último en sumarse al debate es el anuncio de que Disney está creando una nueva unidad de producción para documentales sobre la naturaleza.

En La idea de la naturaleza en la animación de Disney , editado por Ashgate, David Whitley, conferencista de la Universidad de Cambridge, explica en esa prosa recargada que sobrevuela cientos de carreras académicas que las finas imágenes y el poder emotivo de películas de Disney como Bambi y Buscando a Nemo sirvieron de inspiración a generaciones de ecologistas. "Estas películas nos enseñaron a tener un respeto fundamental por la naturaleza", escribe.

Pero muchos estudiosos han tomado el caso de Disney desde otro lugar: citan a la compañía por políticas ambientales poco amigables y a sus películas por sentimentalismo cubierto de caramelos y visiones distorsionadas de la naturaleza y de los animales.

Ralph H. Lutts, autor de The Nature Fakers: Wildlife, Science & Sentiment ( Los falsificadores de la naturaleza: vida silvestre, ciencia & sentimiento ), escribió que la versión de Disney de la historia original de Bambi, de Felix Salten, publicada por primera vez en inglés en 1928, fue una visión de la naturaleza de escuela dominical , sin estrés, conflicto ni muerte.Y, comparando las dos historias, la de Disney es una visión de la naturaleza mucho menos "ecológica y filosóficamente compleja".

Pero para Whitley, es ese preciso sentimentalismo y la simplificación lo que les da a estas historias animadas el poder emotivo que las convierte en efectivos mensajeras ambientales. Por ejemplo, "la forma en que se ve el paisaje en Bambi -dice- muestra el compromiso de la película con las ideas de conservacionismo". Y la emotiva y desgarradora escena cuando disparan a la madre de Bambi (fuera de la pantalla) pone de relieve el impacto de las escenas naturales.

A través de las décadas, las películas han abrazado diferentes concepciones clásicas de la naturaleza, sigue Whitley. Blancanieves y los siete enanitos presenta la visión pastoril en la que la naturaleza se ve como un lugar para el autodescubrimiento en la tradición de Thoreau. Los animales ayudantes son parte crucial en esta película de 1937. Bambi adopta el punto de vista de naturalistas norteamericanos como John Muir y artistas como Ansel Adams, que exaltan la naturaleza virgen, mientras que Buscando a Nemo y Tarzán describen un mundo más complejo, en el que los humanos y los animales pueden convivir en armonía.

¿Son escapistas? Sí, concede Whitley. "Pero películas como éstas también tienen el potencial de ponernos en contacto con algunos temas en formas lúdicas que pueden permitir a las audiencias pensar, además de sentir."

Patricia Cohen
Copyright 2008 SA LA NACION | Todos los derechos reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario