domingo, 28 de junio de 2009

Las ventajas de prohibir el tabaco

En Neuquén, muchos mozos de bares padecían tos, pero, en un par de meses, el 65 por ciento consiguió mejorar. Otros, o los mismos, estornudaban con frecuencia, les picaba la garganta, se les enrojecían los ojos, llegaba a faltarles el aire, pero, también, en la misma proporción, mejoraron. Esta hazaña sanitaria del gremio gastronómico neuquino se debe, exclusivamente, a la aplicación de la ley que prohíbe fumar en bares y restaurantes y fue registrada por una investigación, la más amplia que se haya hecho en el mundo sobre el tema. Otro estudio, en Santa Fe, mostró que, cuando se prohíbe fumar en bares, las ganancias de los propietarios, lejos de bajar (como argumenta el lobby tabacalero), crecen. Estas investigaciones fueron presentadas por la flamante Alianza Libre de Humo (Aliar) que, al mismo tiempo, se reunió con diputados bonaerenses para pedirles que no aprueben el proyecto de ley supuestamente antitabáquica, a la que el Senado provincial ya dio su aprobación, porque “está hecho a medida de las tabacaleras”. Aliar también denunció que, en la ciudad de Buenos Aires, “falta reglamentar la ley que establece ambientes laborales libres de humo y no funciona el organismo que debería aplicarla” (ver abajo).

La investigación en la ciudad de Neuquén fue realizada por el Programa de Control de Tabaco del Hospital Italiano y financiada por la Fundación Bloomberg, aprovechando que, el 15 de noviembre del año pasado, entraba en vigencia una ordenanza que prohibía fumar en bares y restaurantes. En el estudio participaron “85 mozos y mozas no fumadores; antes de la ley, el 97,5 tenía un muy elevado nivel de exposición al humo de tabaco en su trabajo: un promedio de ocho horas diarias; luego de la ley, el promedio pasó a ser muy cercano a cero horas”.

Unos días antes de que entrara en vigencia la ley, los investigadores les formularon un cuestionario y les midieron la capacidad pulmonar a los mozos; dos meses después de la entrada en vigencia, hicieron lo mismo. “Se le preguntaba al trabajador si tenían tos al levantarse o accesos de tos que lo despertaran en la noche, si había tenido dolor u opresión de pecho, o sensación de falta de aire al hacer ejercicio o estando quieto, y también por síntomas irritativos como el estornudo o la picazón de garganta”, contó Mariela Alderete, coordinadora del estudio.

“El síntoma desapareció o disminuyó sensiblemente en el 65 por ciento de los que tenían tos; en el 61 por ciento de los que padecían sensación de falta de aire; en el 55 por ciento de los que sentían opresión en el pecho; en el 66 por ciento de los que tenían picazón de garganta; en el 55 por ciento de los que estornudaban con frecuencia; en el 66 por ciento de los que sufrían irritación de ojos; en el 21 por ciento de los que sufrían de catarros a repetición”, según la investigación.

Pero los investigadores no se limitaron a hacer preguntas: mediante un espirómetro portátil, midieron la capacidad pulmonar de cada trabajador y registraron “un aumento del siete por ciento de la capacidad respiratoria total” gracias al ambiente libre de humo.

“Investigaciones similares se hicieron en Canadá, Australia, Irlanda, Noruega y Estados Unidos, con resultados similares, pero sobre cantidades de trabajadores que no superaron los 70. Nuestros 89 encuestados son la muestra de más tamaño”, señaló Alderete, y agregó que “además de estos beneficios a tan breve plazo, está demostrado que, un año después, la supresión del humo ambiental reduce en un 12 por ciento el riesgo de infarto y cáncer”.

El segundo estudio, dirigido por Oscar Costa –profesor en la Facultad de Ciencias Económicas en la Universidad del Litoral– abarcó 349 bares y restaurantes en Rosario y 127 en Santa Fe. “Se trataba de poner en tela de juicio el ‘mito del 30 por ciento’: el sector gastronómico, sostenido por las tabacaleras, insiste en que las leyes de ambientes libres de humo hacen bajar las ventas un 30 por ciento”, explicó Costa.

En julio de 2005, entró en vigencia en esa provincia una ley de ambientes libres de humo. En el estudio, “se evaluaron las ventas reales desde enero de 2003 a diciembre de 2007”, es decir, dos años y medio antes y después de la vigencia de la ley. Los investigadores obtuvieron los datos “de la Administración Provincial de Impuestos de Santa Fe”: resultó que “entre agosto de 2005 y diciembre de 2007, el promedio de ingresos de los bares y restaurantes pasó de 10.500 pesos por mes a 12.300 pesos por mes”, es decir, estuvo lejos de caer. Además, “la curva del aumento de ingresos no se modificó o incluso subió ligeramente desde la vigencia de la ley”.

Además, los investigadores encuestaron a los dueños o encargados de todos los establecimientos. “Antes de entrar en vigencia la ley, el 51 por ciento de los dueños de bares rosarinos y el 46 por ciento de los santafesinos manifestaron estar preocupados por sufrir pérdidas económicas.” Dos años y medio después, “el 32,7 por ciento en Rosario y el 23,4 por ciento en Santa Fe reportaron la percepción de haber sufrido pérdidas económicas”. ¿Cómo puede ser que los dueños tuvieran la “percepción” de haber perdido, si los números decían que habían ganado? “Porque los empresarios argentinos suelen decir que pierden cuando en realidad ganan”, contesta Costa, para asombro de Página/12 y sus lectores.

Entretanto, Berazategui se dispone a ser el primer municipio del conurbano bonaerense en aprobar –a partir de una iniciativa de la Escuela Media Nº 17– una ordenanza por la cual el ciento por ciento de los espacios cerrados deberá ser libre de humo de tabaco.

Pedro Lipcovich

Las leyes y las trampas

“La ley de ambientes libres de humo porteña está sin reglamentar, no funciona el organismo de control y, si se cumple, es por el altísimo consenso que existe entre la población”, sostuvo Verónica Schoj, titular de la Alianza Libre de Humo (Aliar), quien, además, se esperanzó en que “la Cámara de Diputados bonaerense no sancione el proyecto aprobado por el Senado, hecho a la medida de las empresas tabacaleras”.

Schoj –médica especialista en el tema– advirtió que “no funciona, en el gobierno de la ciudad, el organismo que debería inspeccionar y sancionar para hacer cumplir la Ley de Control del Tabaco. El Ejecutivo porteño todavía no reglamentó esa ley, lo cual permitió, por ejemplo, que un bingo, al formular recurso de amparo, argumentara que la separación de áreas para fumar no está claramente explicada”.

“La ley porteña en sí misma no es acertada al permitir lugares para fumar. Esos sectores suelen tener las puertas de separación abiertas, porque los mozos no soportan trabajar en esos recintos llenos de humo –agregó Schoj–. La OMS requiere que todos los ambientes laborales, sin excepciones, estén libre de humo de tabaco.”

“Peor todavía es el proyecto de ley que aprobó el Senado bonaerense –denunció Schoj–, ya que directamente autoriza a los propietarios, si no cuentan con recursos para el supuesto lugar ‘libre de humo’, a permitir fumar en todo el local. Además, ni siquiera acota las áreas para fumar al sector gastronómico, a diferencia de la ley porteña, que no los permite en el resto de los lugares de trabajo.”

Según contó la titular de Aliar, “hace tres días nos reunimos con la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados bonaerense: tenemos la esperanza de que, antes que sacar esa ley, no se apruebe ninguna, porque una mala legislación es el peor de los mensajes”.


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