lunes, 22 de junio de 2009

Hace treinta años, ellos pudieron hacerlo

Ensayos larguísimos, amistad, peleas, pasión, nervios de estreno y, finalmente, el éxito. Ese vaivén de emociones, treinta años más tarde, se ha transformado en recuerdos imborrables de lo que fue una obra mítica: Aquí no podemos hacerlo .
Pepe Cibrián, Ana María Cores, Graciela Pal y Dalma Milebo fueron parte de un grupo de jóvenes que, en medio de una época trágica de la Argentina, demostraron que sí podían hacerlo. Las actrices y el director se juntaron con LA NACION para recordar los orígenes de esta obra que se convirtió en un verdadero hito en la comedia musical argentina.
Todo comenzó cuando Pepe Cibrián viajó a Londres y tuvo la oportunidad de ver A Chorus Line : "Cuando vi la estética pensé que quería hacer un espectáculo con este concepto, pero contando mi vivencia". Así fue como Cibrián volvió a la Argentina, buscó gente que se interesara en el proyecto y comenzaron a ensayar.
Ana María Cores ya había trabajado con el director en Universexus y se sumó a la aventura. "Fue un largo proceso de seis meses, donde estuvimos ensayando, armando nuestros personajes, poniendo nuestras vivencias y emociones. ¡En el medio pasó de todo!", comenta la actriz que hoy hace en el Cervantes: Canción de cuna para un marido en coma .
La búsqueda de un productor que quisiera apostar a este nuevo proyecto fue muy complicada, pero los padres de Cibrián decidieron producirlo ellos mismos para asegurarle que pudiera realizar su obra tal como lo deseaba. "No eran ricos ni mucho menos, pero mi padre me dijo: «Esta es tu obra, buena o mala, tenés que hacerla como vos creas que tiene que ser»".
Otra joven actriz que recién volvía de España, Graciela Pal, que había hecho algunas cosas en televisión, y Dalma Milebo (antes Milevos), que tenía experiencia como cantante aunque había estudiado teatro, también se unieron al grupo. Ambas recuerdan con mucha alegría esa experiencia y reconocen que fue muy importante para el comienzo de sus carreras. "Pude demostrar que podía cantar y bailar. Aunque ya lo había hecho, me dio más confianza en ese terreno", dice Pal, quien un año después hizo El diluvio que viene . Para Milebo representó la posibilidad de convertirse en una verdadera actriz: "Fue el comienzo de todo. Venía haciendo una carrera muy solitaria, ahí pude aprender a compartir".
Así fue como cada uno fue contando sus vivencias, sus inquietudes, es decir, las de cualquier actor, cantante o bailarín que ve sus sueños frustrados por faltas de recursos. Después de seis meses, durante los cuales ensayaron sin parar en un sótano (ver recuadro aparte), llegó el estreno, el 6 de octubre de 1978. Esa noche fue para todos el momento más inolvidable de la experiencia. "Cuando salimos al escenario y empezamos el primer coro, compuesto por el extraordinario Luis María Serra, la energía que pasó a la platea fue increíble. Era poderosa, porque estaban desde Mercedes Sosa hasta Enrique Pinti, Antonio Gasalla Fue muy fuerte", cuenta Cores. Graciela Pal también atesora el recuerdo de un momento de esa noche, cuando el público aplaudió de pie durante 15 minutos: "Fue como para llorar. No era porque no lo mereciéramos pero no lo esperábamos".
A la euforia del estreno le siguieron varios días de sala vacía y esperanzas pinchadas. Hasta que apareció una crítica en La Opinión , escrita por Daniel López, que decía que la obra era "el primer gran musical argentino". A partir de ahí se convirtió en un éxito y adquirió un carácter mítico que sus protagonistas nunca habían imaginado. "El año pasado, cuando estábamos haciendo Mujeres de nadie , Luis Luque les contaba a todos que él venía a vernos varias veces, porque estaba enloquecido con nosotros y quería ser parte del grupo. Ahora me dicen que somos los pioneros, pero en ese momento no estábamos conscientes de eso", explica Milebo. Para Graciela Pal, nadie podía darse cuenta, en ese entonces, de lo que iba a significar la obra: "Me pasó pocas veces en la vida de hacer algo que haya marcado tanto, no sólo a mi carrera, sino la de otras personas también".
Para las actrices y el director, haber creado Aquí no podemos hacerlo significó un verdadero impulso en sus carreras. "Fue un aprendizaje en toda su gama. Nos ha quedado entrar en la historia de la comedia musical argentina", dice Milebo. Cores opina que fue un granito de arena para el crecimiento del género en nuestro país: "El argentino suele decir «Aquí no podemos hacerlo» y en ese momento queríamos demostrar que sí lo podíamos hacer... diciendo que no".
El resto es historia. Cibrián continuó con gran éxito creando otras comedias musicales. Las actrices siguieron sus carreras en teatro y en TV, donde hoy se destacan en programas exitosos (Cores en Por amor a vos ; Pal en Bella y bestia ; Milebo estuvo en Mujeres de nadie y sigue en el aire en las repeticiones de Sos mi vida ). Pero todo comenzó hace treinta años, con un sueño, un sótano y un grupo de gente que demostró que, a pesar de todo, sí podían hacerlo.

María Fernanda Mugica
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